Herbert C. Hoover, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica entre 1929 y 1933
Nació el 10 de
agosto de 1874, en West Branch (estado de Iowa). Miembro de una familia de
escasos recursos de campesinos cuáqueros, Quedó huérfano antes de cumplir los
nueve años, siendo recogido por un hermano de su padre que vivía en Salem
(estado de Oregón), aunque también con pocos recursos. Tras pasar un tiempo en
varios orfanatos, comenzó a hacer todo tipo de trabajos: vendedor de periódicos,
y recolector de patatas. A los catorce años, entró a trabajar como chico de los
recados en la Oregon Land Company de Salem, en donde entró en contacto,
por primer vez, con la ingeniería y los catastros, carrera que se propuso
estudiar en cuanto pudiera. En 1891, pudo pagarse la matrícula e ingresar en la
Universidad de Stanford, donde estudió la carrera de Ingeniero de Minas,
licenciándose, en 1895, con el número uno de su promoción, gracias a unos trabajos
de prospección y estudio de minerales en Arkansas, Nevada y California. Ese
mismo año marchó a San Francisco para trabajar junto con el ingeniero de minas Louis
Jawin. Tras un período trabajando en estudios poco rentables, el año 1897
entró a trabajar a las órdenes de una compañía minera británica muy importante
en el sector, con la que recorrió cuatro continentes, demostrando una innata
capacidad como organizador, por lo que fue, muy pronto, reclamado por las
principales firmas mundiales. Hoover fue nombrado director de varias compañías
en Australia y la Alta California.
Tras contraer matrimonio con Lou
Henry, en 1898, viajó a Timjin para hacerse cargo del Chinese Imperial
Bureau of Mines (Oficina Imperial China de Minas), coincidiendo con los peores
momentos de la Guerra de los Bóxer, con grave riesgo de su propia
vida por su condición de extranjero. En los prolegómenos de la Primera
Guerra Mundial, viajó a Londres para abrir su propia compañía, cuando ya
era uno de los hombres más ricos de su país.
Al estallar la guerra en Europa,
el presidente demócrata Woodrow Wilson, pidió su colaboración para
coordinar el regreso de miles de compatriotas a los Estados Unidos. Además,
siguiendo su propia iniciativa, creó ese mismo año la Commission for the
Relief of Belgium (Comisión de Socorros de Bélgica), en la que colaboró con
su propia flota de 200 barcos y transportó más de 5 millones de toneladas de
alimentos y objetos de primera necesidad a belgas y franceses. Cuando Estados
Unidos entró en el conflicto, en abril de 1917, el presidente Wilson puso a
Hoover a cargo de la Food Administration (Agencia de Alimentos), con la
que distribuyó comida, ropa y medicinas a las tropas aliadas. Acabada la guerra,
continuó en el mismo puesto, con el objetivo de redoblar los esfuerzos por
llevar alimentos y ayuda sanitaria al mayor número posible de países,
incluyendo las áreas devastadas de la Europa del Este. Para conseguirlo puso en
pie una auténtica organización capaz de recabar, de un gran número de países,
la ayuda necesaria; contaba con la colaboración de su propio país a la hora de
exigir a los agricultores estadounidenses que se esforzasen por producir más
trigo.
La gran capacidad demostrada, hizo que el Partido Republicano lo considerara posible candidato para optar a la presidencia, circunstancia que no consiguió, ya que la Convención Nacional del partido del año 1920 se decantó por Warren G. Harding, quien ganó al año siguiente las elecciones al candidato demócrata James M. Cox. A pesar de todo, Hoover formó parte del gabinete presidencial de Harding como secretario de Comercio; conservó el cargo con el siguiente presidente, Calvin Coolidge, hasta 1928. Como secretario de Comercio, apoyó una política de compromiso entre la tradicional política de no intromisión estatal en la economía, con una cierta planificación y dirección de la economía por parte del Gobierno. Se esforzó por fomentar las iniciativas particulares reclamando una mayor cooperación del sector privado en los proyectos económicos emprendidos por el Gobierno. También inició una campaña para evitar los gastos inútiles en las manufacturas, pidiendo a los productores, comerciantes y consumidores una mayor colaboración con el propósito de abaratar los costes de producción y aumentar la competitividad en los mercados internacionales. Los mejores resultados de su política económica los consiguió en el ámbito de dos sectores tecnológicos de nuevo cuño, la radiodifusión y la aviación comercial, que se convertirían en el futuro, en los sectores líderes de la industria nacional, junto con el sector automovilístico. También vio cumplidos sus esfuerzos a raíz de las inundaciones del río Mississippi, en 1927, al lograr la participación de un buen número de empresas privadas para construir dos magníficos embalses, con los que se evitaron posibles crecidas, aparte de incrementar la producción agraria de la zona gracias al regadío.
La excelente gestión realizada
por Hoover durante la «década de la prosperidad» hizo posible que el Partido
Republicano lo propusiera, por unanimidad, como candidato a la presidencia,
en la Convención Nacional del partido, celebrara en 1928, para
enfrentarse al candidato demócrata Alfred E. Smith, una vez que el presidente Calvin
Coolidge decidió no presentarse a la reelección. Tras una campaña electoral basada
en la defensa de los intereses económicos de los grandes grupos financieros; en
una política arancelaria elevada para frenar la importación; en el
mantenimiento de la Ley Seca; en un prudente retraimiento en las
cuestiones europeas; y, en una profunda reforma en la Armada, Hoover venció a
su oponente político con una ventaja espectacular: 444 votos por 87.
Daba así comienzo la presidencia
de Herbert C. Hoover. Jurado el cargo el 4 de marzo de 1929, la euforia inicial
de Hoover y su equipo desapareció a consecuencia del varapalo que se avecinó
con el crack de Wall Street, el 29 de octubre de 1929; quedando su
nombre asociado, para siempre, a la Gran Depresión. El hundimiento de la bosa
sumió al país en la bancarrota, y por consiguiente llegó el hambre y el paro
laboral. Al insistir, en los peores momentos de la crisis, de que la
prosperidad estaba a la vuelta de la esquina, siendo necesaria una extrema
prudencia fiscal, hizo que su reputación cayera en picado. Empeñándose en una
recuperación que no llegaba e intentando sostener los mismos niveles de consumo
anteriores, pidió a los empresarios que no recortaran los salarios, práctica
habitual en casos semejantes, esta política tuvo un cierto éxito inicial pero,
a la larga, acabó empeorando crisis, puesto que disminuyó la producción hasta
niveles alarmantes, aumentó el paro y los salarios acabaron cayendo hasta
mínimos nunca antes alcanzados, dejando a la población obrera en condiciones de
auténtica miseria.
En junio de 1931, intentó
impulsar las exportaciones declarando una moratoria sobre las deudas de guerra entre
los aliados y proponiendo al Congreso un nuevo plan basado en que, si se
ayudaba a la recuperación de las empresas, los beneficios llegarían a todos. El
eje central fue la Reconstruction Finance Corporation (Sociedad
Financiera para la Reconstrucción), creada en enero de 1932, para prestar
dinero a los bancos, ferrocarriles, compañías de seguros y otras instituciones
en apuros. Pero, aunque se logró asentar la estructura financiera, no consiguió
que la economía se moviera. En el verano de 1932, la desesperación se había
extendido a todo el país. Hoover, a quien se había alabado durante su carrera
anterior, pasó a convertirse en el blanco de todas las críticas, denostado por
su frialdad, sobre todo por la clase trabajadora, la más desfavorecida por la
crisis, que estaba harta de los continuos mensajes presidenciales recomendando
paciencia y fe en el futuro.
En lo referente a la política
exterior, la acción más relevante fue la apertura de relaciones con Latinoamérica.
Rechazó el papel de guardián y mantenedor del orden mundial que la Sociedad
de Naciones quería otorgar a los Estados Unidos en relación a la invasión
militar de Manchuria llevada a cabo por Japón en 1931. A pesar de
sus pocas posibilidades para salir reelegido en las presidenciales de 1932, volvió
a ser nominado por el partido para enfrentarse a su oponente demócrata Franklin D. Roosevelt. Siendo
derrotado por 472 votos contra 59. Retirado en su casa de Palo Alto (estado de
Nueva York), siguió presidiendo distintas comisiones relacionadas con la
reorganización del Gobierno federal y del ejecutivo durante los mandatos
presidenciales de Harry S.
Truman y Dwight D.
Eisenhower. Tanto John
F. Kennedy como Lyndon
B. Johnson, ambos demócratas, también acudieron en varias ocasiones a su
asesoramiento político.
Bibliografía
- WikipediA,
CNN en español y Biografías MCN.
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Ramón Martín
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