Valencia la Vieja (València la Vella)

 


Con este nombre se denominan las ruinas situadas en una terraza sobre el río Turia y el barranco de la Cabrassa, en Ribarroja de Turia. Este yacimiento, ya es mencionado en el siglo XIV por el Consell de València, motivado por el desarrollo de un proyecto para transvasar aguas del Xúquer al Turia y también en el siglo XV por la Batlia, cuando concede licencia a un particular.

Investigaciones arqueológicas han permitido determinar su origen visigodo y su carácter militar. Con una superficie aproximada de 4 ha., tiene una potente muralla de 1,80 m. de espesor, adaptada a la topografía del terreno, y reforzada por torres planta cuadrada de 3 X 3 m. de mampostería trabada con hormigón de cal.

El variado material cerámico nos proporciona una cronología comprendida entre el siglo VI y mediados del VII y evidencia contactos con el norte de África y el Mediterráneo Oriental. En el interior del recinto encontramos indicios de molinos de mano y abundante escoria de hierro, evidenciando algunas de las actividades realizadas.



Este yacimiento, único por sus características en la Comunidad Valenciana, es un castro visigodo de la segunda mitad del siglo VI, que formaría parte de las fortificaciones situadas a fin de controlar el territorio circundante y articuladas en torno a calzadas importantes y centros urbanos amurallados. Asiento de una sede episcopal ─la ciudad de Valencia─, muy relacionado con el complejo momento histórico de reorganización y control de estos territorios por el monarca visigodo Leovigildo, como respuesta a la ocupación bizantina, el año 552, del sur y sudeste hispanos. Es uno de los escasos ejemplos de arquitectura militar visigoda en la Comunidad Valenciana y uno de los mejores y más tempranos de la Península ibérica.

En sus alrededores y en el mismo yacimiento, se encuentran abundantes testimonios de la Guerra Civil Española de 1936-1939, como nidos de ametralladoras y armamento pesado, trincheras, galerías, etc. Además, se asienta sobre un importante yacimiento fosilífero del Mioceno marino. Por todas estas circunstancias y aprovechando el creado Parque Natural del Turia, València la Vella supone un excelente mirador. 


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