Cañón de 88 mm

 


Tras el final de la Primera Guerra Mundial y la firma del Tratado de Versalles, Alemania tenía prohibida la fabricación de armas. Krupp envió un grupo de técnicos a Suecia para colaborar con la firma Bofors. Fruto de esta colaboración, se diseñó un moderno cañón antiaéreo, el 75 mm L/60, pero no tuvo aceptación por la Oficina de Armamentos Alemana, aunque se vendieron algunos al extranjero. En 1931 dio comienzo el desarrollo de un nuevo cañón de 88 mm de calibre. Al llegar al poder el Partido Nacional Socialista (NSDAP), el nuevo cañón ya estaba listo para producir en serie, por lo que se ordenó su fabricación con la denominación 8,8 cm FlugabwehrKanone 18 (8,8 cm Flak. 18 = Cañón antiaéreo de 8,8 cm modelo 18). El nuevo cañón tenía una cureña en forma de cruz, con un larguero y dos brazos laterales plegables hacia arriba. 

Debido a su calibre y excelente velocidad inicial, podía combatir contra todos los blancos presentes y el cierre semiautomático aseguraba una buena cadencia de tiro. Para su transporte se diseñó un remolque compuesto por dos ejes separados que se acoplaban al larguero de la cureña, el delantero con ruedas sencillas orientables y el trasero con ruedas dobles, todas neumáticas. La puntería se efectuaba, centralizada para la Batería, a través de una dirección de tiro que, por cables eléctricos daba señales a las piezas, al encenderse unas luces que seguían los apuntadores. Una novedad era que, las espoletas se regulaban mecánicamente por medio de un mecanismo semiautomático en la misma pieza.


La dotación se componía de un jefe de pieza y ocho hombres: apuntador en elevación, apuntador en dirección, sirviente de cierre, cargador, artificiero, graduador de espoletas y dos proveedores En el remolque semioruga iban los sirvientes y algo de munición, el resto de la munición en un camión de tres ejes de tres toneladas. El Flak. l8 fue probado en España durante la Guerra Civil, en la que la Legión Cóndor sacó interesantes conclusiones para su empleo, introduciéndose una serie de mejoras que se tradujeron al Flak 36. El ánima del cañón paso a ser construida por Rheinmetall, compuesto por seis piezas que se podían cambiar según el distinto desgaste de cada una de ellas. También se modificó la cureña para adaptarla al nuevo remolque, el SdAh.202, de dos carros iguales con ruedas gemelas orientables, ahora se remolcaba con el cañón mirando hacia atrás.

En 1939 se efectuaron nuevas mejoras, introduciendo un nuevo sistema de transmisión de datos para tiro antiaéreo y volviendo a un tubo de dos piezas. Esta versión se llamó FlaK.37. Las buenas características demostradas como contracarro, al iniciarse el desarrollo del carro pesado Tiger (PzKw.VI) se pensó en armarlo con el 8,8, para lo que se hizo una versión para torre de carro, denominada 8,8 cm KwK 36 (L/56) que fue el terror de los carros aliados. 


HISTORIA

Los primeros 8,8 llegaron a España en septiembre de 1936 con la Legión Cóndor en apoyo al ejército franquista. Ese año, el Batallón Motorizado de Cañones Antiaéreos nº 88 de la Legión Cóndor, comenzó su actuación con una Batería de instrucción de CAA. ligeros de 2 cm y una Batería Pesada de cañones de 8,8 cm. En 1938, el Grupo AA. 88 ya constaba de nueve baterías, cuatro de ellas eran pesadas de 8,8 cm Flak 18. Mientras, la Legión Cóndor había recibido otras nueve baterías de 8,8 cm Flak 18, además de otras 28 de otros modelos. Durante la campaña del Norte, debido a su precisión, fueron utilizadas como armas antibunker, disparando contra las fortificaciones del Cinturón de Hierro. Durante la contienda, algún carro del Ejército Republicano se puso al alcance de un 8,8. Los resultados fueron funestos para el carro, por lo que surgía una nueva utilización, si se presentaba la ocasión, ya que por su calibre y velocidad inicial podía destruir cualquier carro de la época a más de 2000 m. Durante los avances por Aragón y Cataluña, se incluyeron baterías de 8,8 en las columnas motorizadas, para destruir las concentraciones de vehículos enemigos. Con todo esto, los alemanes obtuvieron experiencias para aplicarlas en la Blitzkrieg.

Una vez finalizada la guerra, las piezas y los camiones quedaron en España y se distribuyeron entre los Regimientos de AAA. Ya avanzada la Segunda Guerra Mundial, se decidió adquirir más antiaéreos de 88 mm; aunque sólo llegaron, a partir de diciembre de 1943, entre 15 y 25 baterías de 8,8 del modelo Flak 36. Venían bastante desgastados, comprobándose que algunos habían estado en el África Korps. Poco después se compró la licencia de fabricación del FlaK.37, produciéndose en la Fábrica Nacional de Trubia, con la denominación FT-44, unas 240 piezas.

Cuando años después de la Segunda Guerra Mundial, ya en la era del misil se quedaron anticuados, se destinaron a los Regimientos Mixtos de Artillería.

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