Monasterio de San Millán de Yuso en San Millán de la Cogolla


    San Millán de Yuso tiene su origen en el primitivo monasterio situado en la montaña, conocido como Monasterio de San Millán de Suso, levantado en el lugar donde vivió y murió en el año 574 san Emiliano (san Millán). Aquel monasterio gozó de gran importancia entre los siglos X y XI. Una leyenda nos cuenta el frustrado traslado, en 1053, de las reliquias del santo a Santa María la Real de Nájera, que, finalmente, se quedaron en Yuso. Más allá de esta tradición, sabemos que el monasterio de Yuso se comenzó a construir a mediados del siglo XII y aunque en algunos documentos se ha mencionado la fecha de 1053, esta no es segura, ya que, al parecer, en esa fecha ya estaba construido el monasterio y se trabajaba en la iglesia, consagrada en 1067, momento en que se trasladaron las reliquias del santo al altar mayor. 

    Este nuevo establecimiento, heredero del de Suso, era ya benedictino; las dos casas mantuvieron sus actividades de forma paralela con sus abades propios hasta que hacia el 1100 el monasterio primitivo desapareció como tal, quedando sólo el de Yuso, aunque en Suso quedaron algunos monjes que lo cuidaban. El escritorio de Suso tuvo continuidad en Yuso, de donde salieron varios manuscritos que aún se conservan.

    Con el tiempo el monasterio de San Millán de la Cogolla se convirtió en el más importante de este territorio, tanto benedictino como de las demás órdenes. Hacia el siglo XVI la casa mantenía su poder económico a pesar de haber descendido, considerablemente, el número de sus miembros. Durante los siglos XVI y XVIII se levantaron las construcciones actuales, de gran envergadura. En 1809 sufrió los estragos de la Guerra de la Independencia, y más tarde el Trienio Liberal. En 1835 el monasterio fue suprimido. Desde 1878 está ocupado por una comunidad de agustinos recoletos.


    Se han descubierto vestigios del primitivo monasterio de Yuso, pero el conocimiento que se tiene de aquellas construcciones es muy limitado. Aparte de eso, la parte más antigua del establecimiento actual es el claustro, comenzado en 1549 y la iglesia, de la primera mitad del siglo XVI, pero reconstruida más adelante. 

    Hasta la guerra de la Independencia se conservaba aquí la arqueta de las reliquias de San Millán, pero fue expoliada y actualmente sólo se conservan algunos elementos originales, destacando los marfiles, del maestro Engelram y su hijo Redolfo. En el monasterio se guardan buena parte de las piezas de marfil, otras se encuentran en varios museos, como el Hermitage de San Petersburgo o el Metropolitan de Nueva York. Además, también se conserva la arqueta de San Felices, del siglo XII, con más placas de marfil. El monasterio también poseía una cruz, esta pieza ahora está desmembrada y se conservan elementos en el Louvre de París y el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.


    En la Real Academia de la Historia se conserva un importante número de códices medievales precedentes de los monasterios de San Millán de la Cogolla, algunos de ellos de elaboración propia. Entre otros documentos, han llegado a nosotros tres "beatos", uno en dicha Real Academia, el segundo en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial y el tercero en la Biblioteca Nacional. Hay que mencionar también las Glosas Emilianenses, un documento elaborado entre los siglos X y XI donde constan unos comentarios aclaratorios al texto principal en latín. Se considera estos textos marginales uno de los más antiguos testimonios de las lenguas castellana y vasca, a pesar de las controversias existentes sobre ello.

  

Bibliografía

- MAESTRO PABLO, Ismael (1996). Reflexiones en torno a las iglesias y monasterios de San Millán de la Cogolla (siglos X-XI).
- OLARTE, Juan B. (1995). Monasterio de San Millán de la Cogolla. 
- PEÑA, O.A.R, Joaquín (1994) San Millán de la Cogolla.

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