Judith y su doncella


Tras pintar la cruenta Judith decapitando a Holofernes, Artemisia nos ofrece este cuadro de tono marcadamente caravagista, las dos figuras femeninas de Judith y Abra, su doncella, las representa de cerca, en sombra, iluminadas por una luz como de una vela, que viene de su izquierda. El lienzo muestra el momento en que se preparan para dejar la tienda de Holofernes, con el temor de ser descubiertas por los soldados asirios. Abra sostiene la cesta en la que han depositado la cabeza cortada de Holofernes. Judit aún empuña, apoyándola en su espalda, la espada con la que ha realizado su venganza, mientras la otra mano está posada, con un gesto cómplice, sobre la espalda de la doncella.

El cuadro se encuadra entre las mejores obras de Artemisa. Soberbia la tensión del rostro de Judit, marcada por una mirada preocupada que se vuelve hacia la salida de la tienda y de un mechón de cabellos que se escapan de su refinado peinado. Pone minuciosidad en la empuñadura de la espada y en las joyas que adornan a la heroína bíblica. El turbante de Abra, con tonalidades blancas y amarillas, muestran los signos del aprendizaje en el taller de su padre, Orazio Gentileschi.

No es segura la fecha del cuadro, ubicándose hacia el inicio de la estancia de Artemisia en Florencia. La composición de la escena presenta una gran semejanza con la Judit y su doncella conservada en la Galería Nacional de Oslo, que algunos historiadores del arte atribuyen a, mientras que otros lo hacen a la de su padre Orazio.

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