Los Monteros de Espinosa



El cuerpo de los Monteros de Espinosa ha sido, a partir de los siglos XII y XIII, la guardia personal de los reyes de Castilla, y posteriormente de los reyes de España. Por tradición solamente los descendientes de los hijosdalgos de Espinosa de los Monteros (Burgos) podían pertenecer a dicho cuerpo, el cual velaba por la seguridad de la familia real mientras dormía y cuando convalecían de una enfermedad. Este cuerpo existió hasta el año 1931 cuando, tras la proclamación de la Segunda República, se disolvió. Actualmente da nombre a la compañía del ejército de tierra que compone el Grupo de Honores de la Guardia Real. 

Durante mucho tiempo se creyó que, el conde Sancho García de Castilla había creado, en el año 1006, el cuerpo de los Monteros de Espinosa como guardia personal; lo cierto es que, hoy en día, con los datos disponibles, hay que dudar de la autenticidad de este hecho. El único dato constatado de sus orígenes es bastante posterior. Procede de un “Privilegio” firmado el 28 de agosto de 1208, por el rey Alfonso VIII. En él se detallan una serie de solares que se conceden a Monteros de Espinosa. Alfonso VIII dice sobre éstos que: “sobredichos mis monteros deben venir a mi corte quando enbiare por ellos, todas las vezes que yo los llamare, i soi obligado yo a proveerles de mantenimientos y vestidos de un color mientras que conmigo estubieren, i los absuelvo perpetuamente de las obligaciones i tributo mío”

Sin embargo, parece cierto que el conde Sancho García disponía de una guardia nocturna, aunque no sabemos si eran procedentes o no de Espinosa. En un documento fechado en el año 1014 por el conde Sancho García y su tía Fronilde, uno de los testigos que firman el documento lo hace de este modo: “Ego Petro Rodice qui sunt vigilicus de comite…”. Es decir, el tal Pedro Rodríguez era un guardián de la vigilia, es decir, de noche, del conde Sancho García. Por lo tanto, el conde sí tenía una guardia nocturna, aunque no se puede afirmar que fueran ya en esa época los monteros de Espinosa. El cuerpo de Monteros seguramente ya existiría en el siglo XII, años antes de que Alfonso VIII les concediera los terrenos de 1208 pero no es posible establecer una fecha concreta de su fundación. 

El origen de la leyenda 

La leyenda surge como parte de otra más conocida, la leyenda de la Condesa Traidora. El primer eco del supuesto origen condal de los Monteros aparece en la Primera Crónica General compuesta en época de Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII. En el capítulo 764 dice así: “La madre de este conde don Sancho, deseando casarse con un rey de los moros, tramó matar a su hijo para de este modo hacerse con los castillos y con las fortalezas de la tierra y de este modo se casaría con el rey moro más directamente y sin pegas. Mientras ella estaba preparando una noche las hierbas que le daría a beber para que muriese, apareció una sirviente de la condesa y entendió muy bien lo que pasaba. Y cuando vino el conde, aquella sirvienta le contó aquel hecho que sabía de su señora a un escudero que quería bien y que estaba en la casa del conde; y el escudero se lo dijo al conde su señor y le aconsejó de cómo se protegiese de aquella traición. Y de este escudero proceden los monteros de Espinosa que protegen el palacio de los reyes de Castilla; y esta guarda les fue dada por el aviso que este escudero hizo a su señor. Y cuando la madre quiso dar al conde aquel vino a beber, rogó él a su madre que bebiese ella primero; y ella le dijo que no lo haría, que no había por qué. Y él le rogó muchas veces que bebiese, y ella no quiso ninguna vez. Y cuando él vio que no la iba a convencer con ruegos, se lo hizo beber por la fuerza; incluso dicen que él sacó la espada y le dijo que si no se lo bebía que le cortaría la cabeza. Y ella atemorizada bebió el vino y cayó luego muerta”

Vemos aquí que el origen de los Monteros se debe a un escudero procedente de Espinosa que avisó a Sancho García de la trama de su madre contra él. Como ocurre siempre, con los años el hecho legendario se fue agrandando y se enriqueció en detalles. En 1582, cuando Gonzalo Argote de Molina reedita El Libro de la Montería de Alfonso XI, vuelve a hablar del origen de los Monteros de Espinosa siguiendo la senda de la leyenda de la condesa traidora: “Y no olvidándose el Conde del beneficio recibido del Escudero, y de la Doncella, les hizo casar, y les hizo mucha merced, dándoles Privilegio para que los de su linaje fuesen guarda de las personas de los Condes de Castilla, o de los que sucediesen en sus estados, y heredolos en la villa de Espinosa, y así todos los descendientes de ellos han servido siempre a la casa real de Castilla, en la guarda de las personas Reales en Palacio, Casa y Corte, y Monte, donde quiera que los reyes están, y como en aquellos primeros tiempos hiciesen juntamente con el oficio de la guarda, el oficio de monteros (hasta que muchos años después se hizo número y orden particular de la Montería) fueron llamados los Monteros de Espinosa, del nombre del oficio que ejercitaban y del lugar de su naturaleza, y la Villa de Espinosa del oficio de los naturales de ellas fue llamada Espinosa de los Monteros. Hay memoria entre los Monteros de este libro de Sancho de Espinosa”


Versiones posteriores de la leyenda, novelas y obras dramáticas ya dan el nombre completo del escudero: Sancho Peláez, natural de Espinosa; e incluso las palabras que el conde de Castilla pronunció a su escudero en agradecimiento: “Leal me fuiste, Sancho Peláez. Desde ahora tú guardarás mi sueño. Y que guarden también los hijos de Espinosa en los siglos venideros el sueño de todos los monarcas que Castilla tenga”

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