La Bastida de les Alcuses


         El poblado íbero de La Bastida de les Alcuses está en el término de Mogente (Valencia), y es con toda seguridad uno de los yacimientos más importantes del mundo ibérico, ya que se ha conservado bastante bien, pues tras su abandono a finales del siglo IV o comienzos del siglo III a.C., no se le superpuso ningún asentamiento humano. Debido a lo cual, en el, podemos tener una visión bastante exacta de la cultura indígena, antes de la llegada de los romanos a la Península.

         El asentamiento, está situado en la cumbre de un cerro bastante elevado, pues está a 741 m sobre el nivel del mar, en su punto más alto, dentro del sistema montañoso de Serra Grossa. De forma alargada, se extiende a lo largo de 650 m, y tiene alrededor de 150 m de ancho.

         Tiene el poblado unas defensas naturales, puesto que el cerro está rodeado de profundos barrancos que lo separan, por el sur, de la Vall dels Alforins y por el norte, del Pla de les Alcuses, siendo sus laderas de rápida pendiente, excepto por su lado occidental, de fácil acceso, y por donde, siguiendo la cresta del cerro, por un sinuoso camino, tallado a veces en la roca, llegamos a la hermosa puerta que accede al poblado.


         Su situación estratégica es de extrema importancia, ya que domina los pasos naturales que, a través del Puerto de Almansa, comunican las llanuras manchegas, con las tierras valencianas y su comunicación con la costa.

         Las ruinas fueron descubiertas en 1909 por don Luis Tortosa, que lo puso en conocimiento de don Isidro Ballester Tormo, y este al fundar en 1927, el Servicio de Investigación Prehistórica, decidió iniciar las tareas de excavación. Desde 1928 a 1931 se puso al descubierto una cuarta parte del poblado. En esos trabajos, se pusieron al descubierto 245 habitaciones, que mostraron un gran desorden en los ajuares encontrados, prueba de que el poblado no fue abandonado pacíficamente. Pudo sufrir un ataque enemigo, de tal magnitud, que no dio tiempo a sus habitantes a llevar consigo sus joyas, armas y útiles de trabajo. En lo que fueron sus calles, se han encontrado restos de armas, lo que hace suponer una importante lucha en su interior.

         El poblado estaba defendido por murallas, de las que quedan algunos tramos en bastante buen estado de conservación. En interior está dividido por una muralla transversal norte-sur. El primer recinto, una tercera parte del área, situada al oeste, no presenta edificaciones, por lo que bien pudiera ser una albacara; el segundo recinto, dos terceras partes del este, era la zona habitada del poblado, en la que se encuentran los restos de las viviendas. El acceso a esta zona debía realizarse por varias puertas, aunque en la actualidad, solo se aprecia una puerta a poniente, y una especie de portillo al norte. Es muy posible que existiera otra puerta orientada al este.


         Las casas que se encuentran todas en el recinto mayor, tienen paredes entre 0,45 y 0,70 m de espesor. En su parte inferior -aproximadamente un metro- de piedras de mediano y pequeño tamaño, ligeramente desbastadas y recibidas con barro, completándose hacia arriba mediante muro de adobes. Las habitaciones solían ser de forma rectangular, de entre 2,5 y 10 m; estando cubiertas de ramas y cañas, con su enlucido de barro, tal y como se ha venido haciendo en las típicas barracas valencianas. El suelo era de tierra aprisionada, aunque se han encontrado vestigios de empedrado y enlosado. Se han encontrado pocos huecos que comuniquen unas habitaciones con otras, lo que hace imposible determinar los recintos que componían una sola casa.

         Una de las características que contribuyen a que “La Bastida de les Alcuses”, sea un excepcional yacimiento prerromano, lo constituye la riqueza de los materiales arqueológicos encontrados. Hay armas de hierro, bocados y otros elementos de frenos de caballerías, utensilios caseros e instrumentos de trabajo. En bronce podemos destacar, la estatuilla de bronce representando a un jinete, el ya famoso “guerrero de la Bastida” o “guerrero de Moixent”, y la que figura un toro que parte del yugo que debía unirle a otro formando una yunta. Son también numerosísimas las fusayolas y pesas de telar de cerámica.

         No podemos olvidarnos de mencionar, la lámina rectangular de plomo, de 18 cm de largo por 5 de ancho, escrita en caracteres ibéricos, incisos por ambas caras, con un total de 245 signos.

         Con todo, podemos afirmar que en la Lloma de la Bastida de les Alcuses, hubo un importante poblado ibérico, cuyo nombre no se ha podido identificar, que iniciaría su vida en la segunda mitad del siglo V a.C., desarrollándose durante el siglo siguiente, y que fue violentamente destruido a finales del siglo IV o principios del siglo III a.C.


Para la realización de este artículo se han consultado diversos folletos, como el publicado por la Diputación Provincial de Valencia. Las imágenes son todas de WikipediA y Pinterest.

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