El coronel Juan de Zengotita Bengoa de Vicente López Portaña


Realizado en 1842, es un óleo sobre lienzo de 107 x 88,5 cm. 

    Retratado de más de medio cuerpo, con uniforme de gala de coronel de la Escolta Real, antiguo regimiento de Guardia de Corps. De rostro magro, flequillo rizado y poblado bigote, en la mano izquierda luce dos espléndidas sortijas de brillantes y sostiene el vistoso morrión de su unidad, adornado con llorón de plumas blancas y un mascarón con el escudo real y la figura de un sol. En la derecha, enguantada, sujeta el bastón y el otro guante, posando ante un grueso cortinaje descorrido, que deja entrever una chimenea. 

    Apellido perteneciente a una familia de origen vasco arraigada en Berrín, quizá pudiera identificarse con un Juan de Cengotitabengoa Beranoaguirre, nacido y bautizado en esta población vizcaína el 9 de febrero de 1804, e hijo de Joaquín Cengotitabengoa y Cengottittauriarte y de Ana Teresa de Beranoaguirre Solozábal y Cengottittabeitia, ambos naturales de Mallabia, donde todavía se conserva un caserío con los escudos familiares. Tendría por tanto treinta y ocho años cuando posara para los pinceles de López. Dado lo inusual del apellido en los ambientes cortesanos del Madrid isabelino, Sánchez Cantón sugirió por su parte que podría ser también ser familiar de Joaquín de Zengotita Bengoa, oidor de la Cancillería de Valladolid, juez conservador del Real Palacio de esta ciudad en 1827 y académico de San Fernando desde 1824 a 1832, y de Pedro Alcántara Zengotita Bengoa, arquitecto y nombrado también académico de mérito de San Fernando el 18 de agosto de 1822. 

    A pesar de tratarse de un retrato de evidente rigor formal, tanto en la pose del personaje como en la etiqueta de su indumentaria militar, el cuadro es una espléndida muestra de la maestría absoluta que destilan los pinceles de López aun en sus últimos años, incluso en los retratos de encargo. En efecto, realizado cuando el pintor tenía setenta años de edad, llama especialmente la atención la morbidez con que el artista trata los bordados de la guerrera, la empuñadura del sable o las plumas del casco y, muy particularmente, el modelado de la mano izquierda, así como la intensidad de la mirada, con el ojo derecho lagrimoso y ligeramente caído 


Fuente: Museo del Prado 
Imagen: Museo del Prado

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