Lampecia y Febe (fábula) de Antonio Muñoz Degrain


Realizado en 1920. Óleo sobre lienzo de 70 X 115 cm. 

    Este lienzo es prueba incuestionable de la decidida apuesta de Muñoz Degrain en los últimos años de su vida por los postulados simbolistas, que asoman en distinto grado en esta etapa de su carrera, y que tienen una especial significación en la evocación de elementos literarios o mitológicos, en los que el paisaje boscoso es protagonista prácticamente absoluto. 

    Así, en esta ocasión, el maestro toma como excusa la fábula de Lampecia y su hermana, pastoras de los rebaños de su padre el Sol, quienes, tras la muerte de su hermano Faetón por los rayos de Júpiter, quedan convertidas en álamos blancos en las aguas de un pantano. También Cicnos, amigo íntimo de Faetón, queda transformado en cisne, roto por el dolor, viéndose en su nueva apariencia sobre el agua. 

    Este episodio mitológico que explica la etiqueta que conserva el cuadro al dorso, sirve al pintor para desarrollar un paisaje fantástico y misterioso a orillas de las aguas del lago, envuelto por una tupida arboleda, de troncos desnudos y retorcidos, entre cuyos ramajes se confunden las desesperadas figuras de las muchachas metamorfoseadas por el dolor, y donde apenas puede asomar la claridad de un celaje invisible. Este tipo de boscajes umbríos, de apariencia un tanto fantasmal y agobiante, fue del especial gusto del artista, que en ocasiones quiso adornar el paisaje puro con la inclusión de algunas figuras que fueran justificación argumental, como ocurre en este caso y en su interesante lienzo titulado Ofelia en el bosque que conserva el Museo de Málaga, de planteamientos muy semejantes. 


FUENTE: Museo de El Prado

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