Desdémona de Antonio Muñoz Degrain


Obra realizada en 1887. Es un óleo sobre lienzo, de 207 X 275 cm. 

    La apasionada admiración que Muñoz Degrain manifestó durante toda su vida por la ciudad de Venecia se vio reflejada en su pintura no solo con numerosas “vedute”, sino que su marco escénico también le sirvió de vehículo de inspiración para su particular interpretación pictórica de una de las más bellas y sublimes tragedias surgidas de la pluma de Shakespeare: Otelo, que inspiró en primer lugar al pintor un soberbio lienzo de grandes dimensiones titulado Otelo y Desdémona, premiado con una 1a medalla en la Exposición Nacional de 1881. Pocos años después, en 1887, el artista inmortalizó de nuevo a los personajes principales del drama en sendos lienzos de iguales dimensiones y pintados como pareja, que presentó a la Exposición Nacional de ese año, siendo este uno de los dos. 

    En esta ocasión, representa a la desconsolada Desdémona retirada sola en su estancia, sumida en la penumbra de una tenue lámpara de aceite. Sentada en un espléndido banco de madera tallada y ataviada con un traje igualmente lujoso, adornado con riquísima pedrería, secándose los ojos precisamente con el delicado pañuelo de encaje en torno al cual gira la trama de la tragedia, y que será el instrumento con el que el despiadado Otelo estrangule finalmente el cuello de su inocente esposa.

    En este importante cuadro, Muñoz Degrain vuelve a hacer gala de su lenguaje plástico más rico y personal, mostrando algunas de sus reconocidas especialidades, como los reflejos cambiantes del vestido y las joyas, los objetos en penumbra que ambientan la escena, resueltos con una técnica extraordinariamente jugosa y suelta en su recargada decoración, rasgos todos ellos que ponen de manifiesto, tanto la modernidad de su arte para su tiempo, como su deuda directa con la gran pintura veneciana del Cinquecento, a la que además contribuye en esta ocasión el tema representado. 



FUENTE: Museo de El Prado

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