Alejandro Magno: Su caballo Bucéfalo


Un nuevo personaje, con un caballo famoso. Existen infinidad de personajes que han pasado a la historia por sus hazañas y sus conquistas, pero pocos son los animales que han gozado de tanta fama como sus dueños. Uno de los más reconocidos es Bucéfalo, un animal con el que, Alejandro Magno, compartió treinta años de guerras, batallas, victorias y conquistas por Asia. 

El historiador griego Calístenes, sobrino de Aristóteles, narra que Bucéfalo era un caballo de hermosa figura, de una belleza extraordinaria y que estaba dominado por un furor salvaje. Hijo de una de las yeguas de Diomedes, cuentan las leyendas que, este caballo, se alimentaba de carne humana, exageración literaria, ya que desde un punto biológico ningún caballo puede alimentarse de carne. Se afirma que, Filipo de Macedonia, padre de Alejandro, lo mantenía encerrado en una jaula de oro, arrojando a su interior a todo aquel que se atreviera a desobedecerlo. En una ocasión el Oráculo de Delfos le pronóstico a Filipo que aquel que pudiera montar a Bucéfalo y cruzar la ciudad de Pela se convertiría en el rey de todo el mundo habitado. Un día Alejandro, aún adolescente, lo descubrió en las caballerizas reales y al acercarse el animal extendió sus patas delanteras y relinchó suavemente, como si reconociera a su amo. El joven pudo sacarlo sin ninguna ayuda y montó a Bucéfalo por toda la ciudad, mostrándose dócil. 


Probablemente sean los textos de Plutarco los que más se acerquen a la realidad, de acuerdo con su narración en un momento dado el rey Filipo, quiso regalar a su hijo un caballo de Tesalia, en aquella época considerados los mejores ejemplares. Fue un mercader quién le mostró un hermoso ejemplar de color negro que tenía un ojo azul y una mancha blanca en la frente con forma de estrella. Su nombre era Bucéfalo, nombre griego que significa “cabeza de buey”. Al parecer, el nombre le fue dado por su cabeza especialmente ancha, aunque otros autores hablan de la existencia de una mancha con forma de cabeza de toro en su espalda. Sea como fuere el Rey quedó maravillado con la belleza del animal, pero cuando comenzó a saltar y cocear Filipo de Macedonia se dio cuenta de que el caballo de Tesalia que le habían vendido tenía un carácter salvaje e indomable. 

Ninguno de los experimentados jinetes de la corte fue capaz de montar a Bucéfalo y cuando ya había sido desechado por el monarca fue cuando su hijo Alejandro se percató de que el animal era tremendamente desconfiado y que se asustaba incluso de su propia sombra. Ante las risas de los presentes y las dudas de su padre Alejandro se ofreció a intentar domar al corcel. Usó la siguiente estrategia: Puso al caballo de cara al sol y hablándole suavemente consiguió subirse sobre su grupa y montarlo ante la admiración de todos, momento en el que su padre pronunció su célebre frase: “Hijo, búscate un reino que se iguale a tu grandeza porque Macedonia es pequeña para ti”. A partir de entonces Bucéfalo dejó que los criados se ocuparan de él, pero sólo permitió ser montado por Alejandro. 


De esta forma el animal se convirtió en el más fiel aliado de Alejandro Magno durante casi treinta años, acompañándole en todas sus campañas militares contra el Imperio Aqueménida. Como anécdota se cuenta que por error una noche unos ladrones robaron a Bucéfalo y que al enterarse del enfado y la pena de Alejandro lo devolvieron de inmediato. Según los textos históricos Bucéfalo murió en la batalla de Hidaspes en el año 326 a.C. Algunos defienden que cayó en combate, mientras que otros autores creen que murió con posterioridad debido a su avanzada edad. Tal fue el dolor por la pérdida de su fiel compañero que Alejandro celebró un funeral oficial y fundó en su honor la ciudad de Alejandría Bucéfala, reconociendo que gran parte de sus éxitos se debían a su caballo. 

Se estima que Alejandría Bucéfala podría encontrarse en el actual Pakistán, cerca de la ciudad de Jhelum, en la provincia de Panyab, donde se han descubierto varias monedas griegas que permiten deducir que allí existió un asentamiento europeo.

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