Marina de Guerra de los siglos XVIII y XIX

Lord Cochrane
Al partir Cochrane en persecución de Missiessy, quedó el bloque de Ferrol a cargo de Robert Calder, con su insignia en el tres puentes Prince of Wales, más nueve navíos más. Al llevar la noticia el bergantín Curieux a Inglaterra, de que Villeneuve se dirigía a Ferrol, posibilitó que la división del contralmirante Sterling, se reuniera con la de Calder.

El 22 de julio de 1805, las divisiones de Calder y Villeneuve se avistaron, lo que tendría como consecuencia el combate de Finisterre, que frustró los planes de Napoleón para invadir Inglaterra. Pero adentrémonos en el combate:

En la mañana del 22 de julio, la escuadra aliada navegaba rumbo al Este, formada en tres columnas. Sobre las 12 se avistaron las velas de Calder, ordenando Villeneuve formar línea de combate con mura a babor. En cabeza la división española, con el Argonauta de Gravina a la cabeza. Calder a pesar de estar a sotavento, decidió atacar, con su escuadra formada en línea y el Hero en cabeza.

Pronto el Hero intentó doblar la retaguardia aliada. Al advertir la maniobra Villeneuve, dio órdenes de virar en redondo y en contramarcha. Gravina, que ya tenía prevista esa maniobra tras consultar con Escaño, ordenó la virada. El Hero al ver su proa cerrada por el Argonauta, arribó a babor, seguido de toda la escuadra inglesa. Comenzó el combate con las dos escuadras en paralelo y a una distancia de medio tiro de cañón, excesiva para carronadas y obuses, pero ideal para las piezas convencionales.

Prince of Wales

A eso de las 17:30 el Hero se retiró de la línea de combate, tomando su puesto el Ajax. A las 18:00 la retaguardia aliada comunico, que no tenía rivales con quien batirse. Villeneuve desde el Bucentaure, en mitad de la línea, divisó la señal. La situación era ideal para que la retaguardia francesa, rodeara a la inglesa, batiéndola. Pero Villeneuve, incomprensiblemente una vez más, se quedó parado, decidiendo que la maniobra no era oportuna, Magón no se atrevió a desobedecer a su jefe.

El combate continuaba en toda su crudeza, el tres puentes Windsor Castle, enfrentado al Firme, de solo 74 cañones, había perdido el mastelero de velacho e iba de arribada, saliéndose de la línea; el San Rafael empezó a arribar, tras perder el mayor y el mesana; lo mismo le sucedió al Firme, que al perder el mayor, este cayó sobre el palo de mesana, tapando la masa del aparejo, las baterías, como consecuencia tuvieron que cesar el fuego. Al ver su crítica situación, el siguiente navío de la línea, que era el Plutón, al mando de Cosmao, arribó para prestarle ayuda, pero en vista que la línea francesa no le seguía, no tuvo más remedio que orzar y reincorporarse a la línea.

Argonauta

La arriesgada situación del San Rafael y del Firme, fue vista desde el Bucentaure, en opinión de los oficiales, se debía ir al rescate de los dos navíos, pero nadie se atrevió a proponérselo a Villeneuve, salvo el general Lauriston, que solo consiguió la negativa del almirante francés. Los navíos españoles derivaron hacia el final de la línea inglesa, viéndose rodeados, aunque la resistencia fue heroica, lo peor fue ver como la retaguardia francesa, libre de enemigos y mas poderosa que la inglesa, no hacía nada por ayudarlos.

Calder, a eso de las 20:30, se dio por satisfecho, ordenando arribar a su escuadra y retirarse del combate, asegurándose de que los dos navíos españoles fueran apresados. Estos aun prestaban resistencia, hasta que, completamente desarbolados, se vieron obligados a rendirse.

Gravina ordenó fachear a sus buques para no distanciarse de los franceses y esperó la luz del nuevo día.

El balance de pérdidas en la división española fue de 111 muertos, 235 heridos, y los franceses: 44 muertos y 95 heridos. En cuanto a la escuadra inglesa, fue el siguiente: 41 muertos y 162 heridos.

Aún se pudo hacer algo al día siguiente, cuando Gravina descubrió que le faltaban dos navíos, y que Villeneuve no había hecho nada por auxiliarlos. Para entonces Calder se hallaba a barlovento, aunque muy embarazado, al tener que remolcar a sus dos presas y al Windsor Castle. Gravina paso a la retaguardia de la escuadra francesa, pero Villeneuve se las arregló para no hacer nada, dejándolo para el día siguiente. Claro que el 24 también encontró pretextos para no hacer nada, y el 25 la escuadra de Calder desapareció de la vista. El problema se había resuelto por si solo, para regocijo de Villeneuve.

El almirante francés recordó de pronto que tenía pocos días de aguada, escasos víveres y 1.300 enfermos, por lo que ordenó entrar en Vigo el 27. Gravina dando muestras de autocontrol, acató las órdenes sin rechistar a pesar de que él no estaba en tan malas circunstancias, y sabiendo que en Vigo, que era un puerto civil, no encontrarían raciones, ni municiones, ni pertrechos, y muchos menos reunía condiciones para las reparaciones que necesitaban los barcos.

Carlos IV
Hay quien piensa que Gravina debió oponerse, pero en realidad con su actuación, consiguió dejar en ridículo al almirante francés. Bueno más bien, le apoyo, pues él solo ya ponía todos los medios para autoridiculizarse. Gravina no luchaba por los planes de Napoleón para invadir Inglaterra. Luchaba por su Rey y por el honor de la Real Armada. Por cierto, Napoleón al recibir las noticias del combate de Finisterre, concluyó que había sido una gloriosa victoria francesa, solo oscurecida por la ineptitud de los españoles, que habían perdido dos navíos al salirse de la línea, seguramente por descuido o por ignorancia.  Pero no tardó en rectificar del todo en cuanto supo la verdad de los hechos. “Gravina había conducido la línea con la resolución que le era propia” y “los españoles se habían batido como leones”.
Horatio Nelson

Lauriston, desde entonces, no dejó de mostrar incluso en público el más absoluto de los desprecios por Villeneuve, siendo secundado por sus subordinados, e incluso por los propios marinos de la escuadra.

También Nelson tuvo que rectificar sus palabras sobre los españoles, que había dicho a sus hombres, que él solamente con el Victory, haría frente a los seis navíos españoles, mientras que los otros nueve buques de su escuadra vencerían a los 12 franceses. Pero ahora, los seis medianos dos puentes de Gravina, habían hecho frente más que honrosamente y durante cuatro horas, a la mitad exacta de la escuadra de Calder, siete navíos incluidos dos de sus cuatro de tres puentes, mientras que los catorce franceses habían sido incapaces de imponerse a la otra mitad británica.

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