Palacio Episcopal de Astorga


La sede del obispo de Astorga, institución que tiene sus orígenes a caballo de los siglos IX y X, había ocupado diferentes lugares hasta asentarse, en el siglo XVI, en el entorno de la catedral y la muralla. El 23 de diciembre de 1886 el palacio sufre un gravísimo incendio que lo reduce a escombros. Por entonces, tenía posesión de la diócesis don Juan Bautista Grau, que no tiene mas remedio que trasladarse a vivir en el Seminario Diocesano. Poniéndose inmediatamente manos a la obra en el proceso de reconstrucción. 

El Obispo se reúne con la Junta Diocesana de Construcción, para solicitar ayuda y recursos al Sr. Pineda, Alcalde de la ciudad, el cual consideró más viable acudir al Ministerio de Gracia y Justicia. Se envía el proyecto y el consiguiente presupuesto, realizado por el maestro de Obras y Mayordomo de la Catedral, D. Pedro García Calvo. Pero el Ministerio rechaza la propuesta por considerar que el Maestro de Obras carece de "suficiente inteligencia" para realizar el proyecto. El Obispo Grau propone entonces a su paisano Antonio Gaudí, a quien el Ministerio autoriza el 8 de Marzo de 1887 para hacer el proyecto de reedificación del Palacio Episcopal de la Diócesis Asturciense. 

Desde Barcelona, Gaudí pone manos a la obra y en junio firma los 11 planos, la memoria, el pliego de condiciones facultativas, mediciones, cubicaciones y el presupuesto, cuyo total asciende a 179.726 pts. Por entonces se encontraba completamente dedicado a las obras del Palacio Güell y en la cripta del Templo de la sagrada Familia en Barcelona. Esta circunstancia le impedirá visitar la ciudad para hacerse con el lugar y poder proyectar un edificio integrado en su entorno, viéndose obligado a pedir referencias a su buen amigo el obispo. La documentación que Gaudí reclamó para estudiar fue numerosa, desde el emplazamiento y sus características, fotografías y textos del entorno, que Gaudí incorporaba al proceso de proyecto como un elemento indispensable para llevar a buen término cualquiera de sus obras. 


Entre las conversaciones por carta se llegó a hablar del sistema de calefacción, absolutamente necesario en la ciudad de Astorga. Todo este trabajo se hizo con gran minuciosidad y mejores resultados, según el obispo Grau, tal y como manifiesta en un telegrama en respuesta al primer envío de planos en agosto de 1887 con el siguiente texto: “Recibidos planos magníficos. Gustan muchísimo. Enhorabuena. Espero carta”

El prelado recibido el proyecto, lo envía al Ministerio y éste, a su vez, a la Real Academia de San Fernando, para su aprobación. Pero tras varias alegaciones y enmiendas, son devueltos a Astorga para su corrección por no considerarlos aptos. Las alegaciones y enmiendas las proponía el presidente de la Real Academia el Marqués de Cubas. Entre éstas cabe destacar: excesivo material combustible, carencia de estudio de pararrayos, falta de planos de cubiertas y armaduras, insuficiente anchura en el foso, escalera principal antiestética y raquítica, exceso de columnas en rotondas, falta de resistencia en las bóvedas del sótano, falta de claridad en la elección de materiales, vaguedad en salida de humos y ventilación, etc... 

Por fin, en diciembre de 1888, Gaudí viaja a Astorga para conocer el solar y el ambiente arquitectónico, decidiendo reformar el proyecto. Ante los retrasos administrativos, el Obispo pide ayuda a D. Pío Gullón, entonces Gobernador del Banco de España, para que se agilicen los trámites. En febrero de 1889, el Ministerio da el visto bueno al Proyecto pasando por alto las últimas correcciones que la Academia demandaba al arquitecto. Las Obras salen a subasta pública, adjudicándoselas al contratista D. Policarpo Arias en la cantidad de 168.520 pts. El 24 de Junio de 1889, onomástica del prelado, se coloca la primera piedra. 


A pesar de todas estas circunstancias, el edificio, comenzado a construir el 24 de junio de 1889 se reconoce a si mismo como fruto del ingenio del arquitecto. Del ingenio y de su forma de concebir la arquitectura, íntimamente vinculada a la tradición constructiva. Esto se manifiesta especialmente en su interior, en la cripta y las dos primeras plantas que dirigió el arquitecto antes de abandonar el proyecto tras el fallecimiento de D. Juan Bautista Grau en 1893. 

En la búsqueda local de oficios y tradiciones constructivas Gaudí se implicó también con la cerámica vidriada de Jiménez de Jamuz, que manejó con total maestría uniendo lo estructural con lo decorativo, creando unos espacios significativos y cargados de vibración, a la altura de la dignidad del edificio y de a quien representaba. 

Los azares del destino impidieron que finalmente el palacio fuese habitado por obispo alguno, pues a pesar de haber sido concebido para ser vivido, con un dominio absoluto del espacio, la luz y el color, con la incorporación de los últimos adelantos en confort, las circunstancias que sucedieron a su conclusión, con la participación de diferentes arquitectos, las discrepancias de la diócesis acerca de su habitabilidad hicieron que el edificio nunca se utilizase como vivienda y se convirtiese en museo. 

Gaudí residía en Barcelona, por lo que recurrió al fotógrafo Cordeiro para que le enviase cada quincena fotografías sobre el avance de la construcción. Cada dos o tres meses, el arquitecto viajaba a Astorga para comprobar personalmente los trabajos. Durante el año 1889 se realiza el semisótano. Al año siguiente, la planta baja y el original pórtico de acceso que cambió del proyecto primitivo. En 1891 - 1892 se ejecuta la planta principal o Noble. Fallece el contratista de obras, que fue sustituido por D. Saturnino V.Amenós. 

Las obras tenían prevista su finalización para Junio de 1894, según figura en las condiciones de contratación, pero en el otoño de 1893 fallece el Obispo Grau. Este hecho cambiará radicalmente el curso de la obras, paralizándose por antagonismo entre Gaudí y la Junta de Obras Diocesana. Antonio Gaudí renuncia al cargo de arquitecto director, remitiendo una carta desde León, donde trabajaba en la dirección de la Casa Botines. Renuncia que es aceptada por la Junta Diocesana y remitida al Ministerio, alegando: "el dimisionario no era arquitecto diocesano, cuyo cargo desempeña el que lo es provincial de León”. El Ministerio aceptó la renuncia y dispuso: "se le den las gracias por el celo y acierto con que ha desempeñado hasta hoy su cargo". Abandonó entonces Gaudí las obras del Palacio, enfadado por el trato recibido y manifestando: "Serán incapaces de acabarlo y de dejarlo interrumpido"

En 1905 D. Julián de Diego y Alcolea que rige la diócesis de Astorga, intenta convencer a Gaudí para que vuelva a dirigir las obras, pero no lo consigue, ya que entonces el templo de la Sagrada Familia requería toda su atención y tiempo. Se nombra arquitecto a D. Ricardo García Guereta, que era el diocesano de León y municipal de San Lorenzo del Escorial. Al carecer de planos, confecciona unos nuevos basándose en lo construido. Guereta remata y finaliza el edificio en 1913. En 1914 renuncia como arquitecto, tras la última certificación correspondiente al pago de los ángeles de cinc, que Gaudí encargó para el remate de la cubierta. Posteriormente, con el obispo D. Antonio Senso Lázaro, vuelve la despreocupación total por el edificio, al considerarlo muy ostentoso y poco funcional para residencia. 


En 1943 el organismo de Regiones Devastadas repara el edificio de los desperfectos ocasionados durante la Guerra Civil al haberse utilizado como cuartel y oficinas de la Falange y alojamiento de las fuerzas nacionales. En 1956 D. José Castelltort, Obispo natural de Igualada, se propone terminar y rematar el edificio, haciendo en el último piso las adaptaciones necesarias para la residencia episcopal. Llegó a decir: "Si un catalán había comenzado el Palacio, otro de la misma tierra lo terminará". Su fallecimiento repentino en el vestíbulo del edificio en 1960 durante una visita a las obras lo impidió. 

Le sucede en la silla episcopal D. Marcelo González Martín, quien decide definitivamente residir en el Seminario y dedicar el Palacio a sede de Museo, que en 1964 se abrirá al público como Museo de los Caminos. Con ese motivo, se practicaron importantes intervenciones en el interior del Palacio para adecuar convenientemente todas las dependencias al nuevo destino. 

El Palacio es un edificio de estilo Neogótico, construido con piedra de granito del Bierzo, con rasgos de castillo, templo y palacete señorial, circundado por un foso, que le sirve de protección y permite la ventilación del semisótano y la iluminación natural del mismo. 

Consta de cuatro fachadas, flanqueadas por cuatro torreones de planta circular, de los cuales tres llevan las armas del obispo promotor, D. Juan Bautista Grau Vallespinós. El torreón más voluminoso cobija la escalera principal de caracol, y está rematado por una veleta con la figura de un gallo. 

Las fachadas laterales tienen frontones triangulares y están rematadas con sendas chimeneas. Las fachadas principal y posterior, juntamente con el conjunto de ventanales apuntados, le imprimen al edificio el carácter de templo gótico. 

El acceso al interior se realiza a través de un pórtico: las enormes dovelas de sus arcos abocinados forman entre sí, con el apoyo del edificio, una cupulita de piedras de desecho; ésta sostiene tres terrazas que dan continuidad al imafronte, rematado con un frontón cuyo tímpano está decorado con el escudo del obispo que finalizó el edificio, D. Julián de Diego y Alcolea. 

Además de esta entrada principal, el edificio posee una salida o acceso al exterior en su fachada NE, comunicación que se hace con un puente sobre arcos ojivales. Y también existe otra salida o entrada hacia la catedral mediante un puentecito de granito sobre el foso. 

La cubierta, de cruz griega a dos aguas, es de pizarra y está bordeada por una balaustrada corrida de granito. Las chimeneas probablemente diseñadas por Gaudí deberían formar, junto con los tres ángeles diseñados por él para remate de la cubierta, un atractivo conjunto que nunca hemos podido ni podremos admirar. Como consuelo, los tres ángeles con sus atributos episcopales (Mitra, Báculo y Cruz) están colocaos en el jardín. 

La Planta sótano: Descendiendo por la escalera de caracol, cuyo hueco estaba previsto para instalar el ascensor, se accede al sótano, planta totalmente abierta sin divisiones de espacios, destinada en principio para Archivo Diocesano, Museo Epigráfico y bodega. El conjunto de pilares y columnas de piedra tosca separan las tres naves.Gaudí utiliza el ladrillo macizo sin enlucir para los arcos (ojivales, torales y formeros) así como para las bóvedas tabicadas, resultando muy rebajadas. Cinco puertas dan salida directa al foso que circunda el palacio, solución característica de Gaudí, con la que consigue dar luz natural a las dependencias bajas, al estilo de los llamados "patios ingleses". 

Esta planta está relacionada, en la actualidad, con la arqueología romana y medieval y con lo cristiano antiguo; aquí se custodian las raíces y el origen de nuestra historia. En las vitrinas, una muestra de restos prehistóricos y de la época romana. El conjunto de inscripciones romanas es excepcional tanto en calidad como en cantidad; halladas en el subsuelo de la ciudad en su mayoría, pero también en las provincias de León, Lugo, Orense y Zamora. Son de tipo "votivo", dedicadas a los dioses indígenas y greco-romanos; de tipo "funerario", de cargos militares, sacerdotales, emigrantes hispánicos, y soldados; de tipo "honorífico", ofrecidas a los emperadores; y los "miliarios" como puntos de señalización. 

Hasta cinco veces salta el palacio sobre el foso: debajo de la entrada principal; sobre la muralla; por los arcos de descarga y por el puente que da paso al provisorato, frente a la Catedral. 

La Planta Baja: El vestíbulo de acceso es de gran capacidad; sus bóvedas nervadas con cerámica surgen de tres claves graníticas descansando en ménsulas en forma de bellotas. Altos y esbeltos ventanales cerrados con vidrios emplomados y sivas verdes. Sobre la puerta de entrada, la leyenda "Ave Maria Gratia Plena”. En las paredes, se exponen los planos del proyecto original, firmados por Gaudí y sellados por la Real Academia en 1.887-1.888. 

Pasando la puerta, se abre el Hall central, sustentado por seis columnas con capiteles de influencia granadina y naturista. Bóvedas de crucería sobre nervios de cerámica vidriada de Jiménez de Jamuz, y decoradas con esgrafiados en tonos rosas de motivos florales. Espacio con marcado acento neomudéjar. Está presidido por la escultura sedente del Patrón Santiago. 

La Sala I, tiene dos columnas centrales y capiteles vegetales, la cerámica de la bóveda no está vidriada ni decorada. Iluminada por vidrieras geométricas, en medio la chimenea, sistema de calefacción diseñado por Gaudí. 

La Sala II, serían las dependencias del Secretario. Consta de alcoba separada por una columna de doble arco y luneto decorativo en la parte superior. Los ventanales se cierran con ventanas de guillotina. Sólo una columna sostiene la bóveda. En el ángulo sur la rotonda que corresponde a la torre NO, de ella parte una escalera interior para comunicarse con las habitaciones particulares situadas en los entrepisos. 

La Sala III, denominada Provisorato, con triple entrada, en la parte superior doble arco con lunetos a modo de celosía, con una vistosa chimenea decorada con cerámica y asientos graníticos alrededor del hogar. En el lado izquierdo se abre una puerta que comunica con el exterior, hacia la catedral. El ábside está formado por tres absidiolos, con ventanales de vidrieras policromadas con motivos geométricos y vegetales, así como rosetones figurados con símbolos religiosos y profanos. Simulando una girola, columnas de fino fuste y capiteles con forma de corazón reciben los nervios de la bóveda central que descargan las fuerzas en los muros a través de los arbotantes. El Provisorato tiene la misma disposición que la Capilla situada en la planta noble. Las bóvedas son esbeltas, con los nervios de cerámica sin vidriar. Esta sala era la destinada a las funciones del Provisor, encargado de resolver los asuntos jurídicos de la diócesis. 

Tanto en la planta Baja como en la Noble, a ambos lados de la escalera, llaman la atención dos amplios ventanales con asientos de madera, a modo de "parladoiros", para el descanso, la contemplación y la tertulia. Elementos muy frecuentes en castillos, fortalezas y palacios. 

Las Salas I y II nos ofrecen tallas anónimas de los siglos XII al XV, en madera policromada y excelentes pinturas sobre tabla de estilo gótico internacional. En la Sala III se exponen objetos relativos al Camino de Santiago; sobresale la colección iconográfica del Apóstol, nutrida y variada, de distintas épocas y en diferentes actitudes: orante, peregrino, matamoros, etc. 

Escalera de acceso, en el ángulo Norte, la torre de mayor tamaño, -Torre del Gallo- contiene la escalera principal de caracol, que permite el acceso a las distintas plantas. En el primer proyecto de Gaudí la escalera principal ocupaba el centro del edificio, en las cuatro plantas; al trasladarla a esta torre, dotó al edificio de mayor nobleza en al espacio central. Subiendo al primer piso, en el descansillo, se abre un balcón con pretil de piedra calada, desde el que se observa la planta de entrada y las arcadas caprichosas de las bóvedas, decoradas con cerámica de Jiménez de Jamuz. 

La Planta Noble, en ella se encuentran las dependencias fundamentales. Se concibió en estilo gótico y está decorada con la misma cerámica vidriada. En esta planta, la luz a través de las vidrieras emplomadas juega un papel protagonista. 

El vestíbulo de acceso lo preside una columna, formada por una base con ocho círculos abocinados; sobre ésta una plancha de plomo para apoyar el fuste liso, otra plancha de plomo bajo el capitel estrellado de ocho puntas de las cuales parten otros tantos nervios que forman los arcos apuntados concluyendo en una clave de granito, que soporta la bóveda. El conjunto semeja a una gran palmera mediterránea, y provoca un gran estímulo al sentido visual. Las vitrinas expositoras son neogóticas de 1913, su contenido es una referencia a las artes menores, sobre todo de orfebrería religiosa. La colección de cruces románicas de metal es de gran interés, sobre todo algunas de ellas con esmaltes de tipo de Limoges. 

El vestíbulo central o distribuidor se comunica con todas las dependencias de este piso. Espacio con bóveda de crucería que asciende hasta el piso siguiente con nervaturas cerámicas y decoraciones florales esgrafiadas. Sobre la base de los arcos, recorre una leyenda referente al incendio del anterior palacio y a los prelados que empezaron y terminaron el actual edificio. En el centro y en los laterales varias vitrinas concentran la numerosa y hermosísima exposición de orfebrería religiosa de las poblaciones diocesanas. Son un exponente claro de los artesanos orfebres locales, provinciales y nacionales durante los siglos XV al XIX. 

Sala del Trono o sala de recepciones. Su nombre se debe a la silla episcopal, bajo un dosel (baldaquino) incrustado en el muro, obra del propio Gaudí. Se accede a través de una triple entrada formada por arcos escarzanos apuntados y sobre ellos arcos ojivales , en cuya parte interior aparecen dos búhos que miran al sedente del trono recordándole que debe tener presente la sabiduría y la prudencia. La chimenea, bajo un amplio arco escarzano, sobre el que se sitúa una celosía de ocho ventanas, en cuyo interior se forma una falsa bóveda que confluye en un círculo con un ave esgrafiada; la pared cortada en la esquina, sustituida por una pequeña columna, permite la entrada de luz. 

En el vano central de entrada se expone la famosa cruz procesional renacentista del Santuario de Castrotierra, cuyo crucificado está atribuido a Miguel Ángel Buonarroti. 

El Comedor de Gala o Sala de Banquetes, es un amplio salón de gran luminosidad debida a los coloristas vitrales, ornamentados con frutas y la leyenda de la bendición de mesa en latín. Estas vidrieras realizadas con esmaltes en la técnica denominada del alveolado son de tonos muy cálidos. Una celosía sobre un vano adintelado comunica este salón con una galería soleada con salida a las terrazas que hay sobre el pórtico. En la bóveda de crucería, nervios cerámicos comunican curiosas ménsulas con grandes claves de granito, cuyos témpanos están decorados con esgrafiados inspirados en la hoja de parra. En el centro, una mesa de caoba que perteneció a Femando VII y que éste regaló al famoso "Maragato Cordero". 

El Despacho Oficial, es un espacio dividido por dos columnas centrales, sobre las que se apoyan los nervios de la bóveda. El esgrafiado de los témpanos son la hoja y el fruto del roble, emblema de la ciudad de Astorga. El conjunto de vidrieras ofrecen decoraciones de guirnaldas vegetales y los escudos episcopales de los Obispos Grau y Diego de Alcolea. 

La Capilla, parece una catedral en miniatura. Entrada con doble arco ojival, en medio el parteluz, donde se sitúa la pila del agua bendita. 

El retablo de piedra y mármol de Carrara, lo preside la Virgen sedente con el Niño, del escultor Enrique Marín, sobre el Sagrario, cuya puerta cincelada es obra del platero Félix Granda. Tras el altar, la girola formada por cuatro columnas de fustes delgadísimos, cobijando tres absidiolos, y sobre los capiteles se sitúan las esculturas de los Obispos: Santo Toribio, San Genadio, San Isidoro de Sevilla, y San Ildefonso. Simbolizan el ofrecimiento del episcopado asturicense a su patrona la Virgen María, patrona del Palacio Episcopal, como se constata en la leyenda en latín que recorre toda la capilla. 

Sobre el acceso y el frente, los netos de los arcos ojivales se decoran con un alicatado de tema alegórico con roleos y cuernos de la abundancia. La cerámica procede de Talavera de la Reina y el diseño es de Daniel Zuloaga. Dos cartelas conmemoran la construcción del Palacio. Encima se sitúan dos balcones que unen la última planta con la capilla, permitiendo seguir el culto y contemplar una fantástica vista panorámica del recinto religioso. La bóveda carece de nervaturas cerámicas, y los intradoses llevan decoraciones pintadas por S. Licuendex. 


Para finalizar, las vidrieras emplomadas, policromadas y figuradas, forman dos cuerpos (superior e inferior) en el ábside. Narran la vida de la Virgen María. Cuerpo inferior: Nacimiento de María, Santa Ana adoctrina a la Virgen, Presentación en el templo, Desposorios, Anunciación, Adoración de los pastores, Huida a Egipto, La Sagrada Familia, Jesús camino del Calvario, Resurrección, y Muerte de la Virgen. Cuerpo superior: Adán y Eva en el Paraíso, Asunción de la Virgen, Coronación, Los Apóstoles junto al sepulcro vacío de la Virgen, y la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso. 

Hay otras tres salas de similar configuración que constan de un amplio espacio con columna central, una alcoba de doble entrada, una rotonda y un pequeño departamento que, al exterior, semeja una garita. Ventanales y bóvedas son similares a los descritos en otras salas. 

Museo en la Planta Noble, además de la abundante y valiosa colección de orfebrería religiosa, ya aludida, y de otros variados objetos, en las distintas dependencias se expone una amplia y magnífica colección, tanto de escultura en madera policromada como de pintura, de los siglos XVI, XVII y XVIII. La mayoría son obras anónimas, pero también existen excelentes ejemplares de reconocidos artistas como Bartolomé Hernández, Gregorio Español y Alonso Gutiérrez. 


La Planta superior, es la última planta, íntegramente del arquitecto Ricardo García Guereta, es muy austera y contrasta fuertemente con la ornamentación de las plantas inferiores. Este piso o sotabanco sirve para dar grandiosidad y magnificencia a la planta noble, es decir, al salón del trono, la capilla, y el vestíbulo central; el resto del espacio estaba destinado para habitaciones, biblioteca y terrazas. 

Museo en planta superior, creada esta sección en 1975, todas las dependencias ofrecen una Exposición de Artistas Leoneses Contemporáneos. Las obras han sido cedidas por los autores o sus familiares. 

Escultura, las tres estatuas angélicas de cinc, colocadas sobre pedestales en el jardín, fueron diseñadas por Gaudí y realizadas por la Real Compañía Asturiana de Minas. En principio fueron proyectadas para que figurasen sobre la cubierta (Ángel con Cruz), sobre fachada principal (Ángel con Báculo episcopal) y en la fachada posterior (Ángel que presenta una Mitra). Están compuestas por un armazón de hierro, cubierto con planchas de cinc moldeado y cincelado. Suponen una continuidad con la renovación plástica del siglo XIX, confeccionadas en una factoría permitiendo una mayor difusión del diseño industrial. Su función es estética y simbólica, como portadores de atributos episcopales, protectores y guardianes. 

Vidrieras, el conjunto de vidrieras, fueron contratadas a la firma J.&.H. Maumejean, en 1908 haciendo su entrega en 1912, especificándose los temas decorativos: Para el Salón del trono, escudos de los prelados más relevantes; en el Comedor , guirnaldas y frutas en color y esmaltes; para las habitaciones, sencillas composiciones geométricas; y para la Capilla, episodios de la vida de la Virgen. El vidrio empleado fue el Antiguo, el Martelé de Bohemia y el Doble Catedral, cociendo éstos a gran temperatura para obtener la inalterabilidad de las pinturas. 


Se conservan 14 cartones de las vidrieras bajas de la Capilla, firmados por el arquitecto, Ricardo Guereta y por el vidriero José Maumejean. La obra producida por los hermanos Maumejean, es considerada "ecléctica", de tradición historicista y academicista y de gran parecido con la de los vidrieros alemanes del siglo XIX. Las últimas producciones llevan el sello del estilo Art-decó. 

Cerámicas y Esgrafiados, la Cerámica es el elemento decorativo principal del interior del Palacio; es cerámica vidriada y decorada del cercano pueblo leonés de Jiménez de Jamuz. Gaudí tuvo la genial idea de utilizar este elemento, sabiendo conjugar con gusto y acierto la majestuosidad de un palacio con la sencillez y sobriedad de la alfarería popular de la zona. 

Todas las piezas se hicieron en moldes de madera forrados de latón, diseñados por Gaudí. La arcilla se introducía en los moldes; después del vaciado y secado se pintaban con barro blanco con dibujos característicos (el ramo, la mano, el peine, el gallo, la mariposa, la hoja, etc.); era realizado este menester por las mujeres, con una pluma de gallina. Finalmente se cocían en los hornos cubiertos, denominados hispano-moriscos, obedeciendo este tipo a que las arcillas son ferruginosas de tonalidad rojiza. 

Comentarios

  1. Tanto gasto y al final alli no vivió nadie ummmm eso me recueda otras obras de insignes artístas...........

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