San Sebastián


Realizado entre 1610 y 1614. Óleo sobre lienzo, 201,5 C 111,5 cm. 

Esta obra muestra la figura de cuerpo entero del santo, que aparece de pie y desnudo, cubierto tan sólo por un paño de pureza. Aparece de frente, con la mirada elevada hacia el cielo; los brazos atados a un tronco seco. Siete flechas asaetean al joven. Tres de ellas están clavadas en el lado izquierdo del torso (dos a la altura del pecho y otra en el abdomen); otras tres en el brazo, cadera y muslo derechos, la séptima se introduce en la ingle izquierda. Una octava flecha se ha clavado en el tronco. San Sebastián es un muchacho casi adolescente, imberbe y enjuto, de piel blanca. El espigado cuerpo se realza por estar situado sobre un pequeño promontorio pedregoso donde destaca la representación nocturna del fondo, protagonizado por un cielo cargado de tormentosas nubes, y la vista parcial, en perspectiva muy baja, de dos de los hitos urbanos que definen el perfil de Toledo, el castillo de San Servando y el puente de Alcántara. San Sebastián fue un oficial de la guardia palatina de Diocleciano (siglo III) que fue martirizado en Roma por mantenerse firme en su fe cristiana. Aunque su muerte se produjo tras ser apaleado, fue la representación de su primer martirio el que ha perdurado en la historia del arte. El apolíneo cuerpo de san Sebastián, atado en un árbol, aparece triunfante a pesar de mostrarse asaeteado por las flechas de los arqueros del emperador. En la Edad Media se convirtió en santo protector contra la peste, en el Renacimiento en una suerte de Apolo cristianizado y a finales del siglo XVI se valoraba su martirio como demostración máxima de la fe. Del Greco nos han llegado tres representaciones de san Sebastián, siendo esta del Prado la que puede considerarse más tardía. En torno a 1577, realizó la primera de ellas que se conserva en la catedral de Palencia, un ejemplar de gran calidad que responde a la producción temprana del Greco en España; una figura de anatomía y modelado poderosos que en esta versión del Prado, casi treinta años después, se convierte en una rítmica y quebrada línea ascendente, realizada por una sucesión de abruptas pinceladas que se imbrican en el magma del celaje. Nada sabemos sobre la procedencia inicial de la pintura, ni los motivos por los que fue cortada, aunque probablemente debió de producirse a finales del siglo XIX. La parte superior fue donada al Prado en 1959 por la condesa de Mora y Aragón, marquesa de Casa Riera, en honor de su padre, el marqués de Casa Torres. La tela inferior fue dada a conocer en 1962, siendo comprada por el Prado en 1987. 



FUENTE: Museo de El Prado 

Comentarios

  1. Con el debido respeto no es esta representación de SanSebastian un de mis favoritas entre las muchas que se han hecho a lo largo de la Historie del Arte. Domenico T. Parece representar siempre al mismo Santo,de cuya fisonomía empiezo a estar ya un poco cansado.Modestia aparte.

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  2. Amigo Jose Luis, yo estoy un poco de acuerdo con usted, pero era El Greco el autor y tenía esa costumbre. Costumbre que no ha sido el único en utilizar.

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