Retrato de un caballero


Realizado hacia 1586. Es un óleo sobre lienzo de 67 X 55 cm. 

Busto largo de caballero joven con bigote y perilla en un rostro enjuto, de ojos grandes, oscuros y almendrados, nariz fina y larga. El cabello corto y oscuro resalta la blancura de la tez. Viste de negro con golilla corta, siendo la prenda exterior una suerte de garnacha, a tenor de las solapas y cuello que se entrevén, aunque la indefinición de las mangas impide una mayor concreción. El fondo de la tela es de color ocre verdoso. 

Pese a los desgastes que presenta buena parte de la pintura, es posible apreciar la versatilidad del pintor, adaptando su pincelada a las distintas calidades de las zonas tratadas: múltiples toques estrechos para dibujar el cabello, mientras que un pincel más ancho define la sinuosidad de la golilla, aplicando un blanco muy puro y empastado en algunos de los pliegues. En el rostro, y como corresponde con la década de los ochenta, utiliza muy poco el carmín y prefiere emplear minúsculos toques luminosos anaranjados y rosáceos, muy sutiles, aplicados a punta de pincel, para definir con gran precisión detalles del rostro, como puede verse en la cuidada concreción final del ojo izquierdo, bien diferente del derecho, más borroso y sin la misma definición. La fina resolución de la oreja, la nariz, la barba o la perilla da idea de la forma de trabajar del artista. 


FUENTE: Museo de El Prado

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