Castillo de Sotopalacios


El castillo se encuentra situado en las proximidades del que fuera solar de El Cid Campeador, junto al cauce del Molinar, cercano a la localidad de Sotopalacios. Es una construcción de los siglos XIV y XV que ha pertenecido a diversas familias nobles, entre ellos los Manrique o los Padilla. El castillo de Sotopalacios es de grandes proporciones y buena ejecución. Su planta es cuadrada y posee tres torres cuadradas en sus esquinas, una de ellas albarrana. La obra principal data del siglo XV, y su elegante aspecto denota un carácter más palaciego que defensivo. En su interior hay un patio alrededor del cual se disponen distintas salas palaciegas. Es uno de los más grandes y mejor conservados castillos de la provincia de Burgos. 

El llamado “Palacio del Cid” consta de un cuadrado flanqueado al Oeste y Sur por dos gruesos torreones y una torre menor “hueca” al Este. Junto al ángulo del Norte, en donde parece hubo una cuarta torre, se abre la puerta. Una vez en el interior aparece un patio central. El espacio libre dejado hasta los muros estuvo techado y dividido en varias de­pendencias palaciegas, especialmente complejas y lujosas al suroeste. 


El cauce del Molinar hace aún de foso por dos de sus lados. Antiguamente rodeaba todo el edificio pasando bajo la torre del Este. Hubo puente levadizo, hoy desa­parecido. Los muros de la fortaleza son extraordinaria­mente gruesos. Algunos trozos de la esquina del Norte se han venido abajo hasta media altura. En el resto de los lienzos la diferencia de color de los materiales indica cla­ramente que ha sufrido diversas reformas. En el para­mento que cierra los dos torreones se abren ventanas adinteladas enrejadas a la altura de la planta baja. Por el contrario, las abiertas en lo alto de todo el circuito de la fortaleza son de arco rebajado construidas a base de buen dovelaje. Todo el edificio estuvo coronado de al­menas apoyadas en arquillos tallados en pequeños y úni­cos bloques de piedra, con claro valor decorativo, soste­nidos a su vez por dobles modillones. Los antes citados torreones poseen cinco almenas en cada lado, excepto en el interior, defendido éste por un garitón. Desde el úl­timo piso de las torres se accedía al paseo de ronda de las murallas. 

“Al parecer este castillo está sin terminar. Su estruc­tura del siglo XV comprende los dos torreones de ángulo del lado sur… la fachada que los une y la del este seme­jante a ésta, una torre albarrana en el ángulo nordeste y partes de las fachadas norte y oeste. El ángulo del no­roeste y sus partes adyacentes, incluyendo la entrada pero no su arco del siglo XVIII, forman parte de una nave de época muy anterior, con ventanas estrechas como sae­teras, la que, según los testimonios documentales citados más abajo, data probablemente de alrededor del año 1300… En las partes que corresponden a los finales del siglo XV se ven detalles propios de ese período como las grandes ventanas con poyos, los matacanes continuos y las pequeñas espingarderas redondas en los macizos de las al­menas… Se han descubierto dos cimientos de un conjunto de edificios mucho más antiguos, al parecer, y sin relación alguna con los actuales. También se han encontrado trozos decorativos en yeso parecidos a detalles ornamentales que aún se ven en la torre de Quintana de Valdivieso”


Todo está construido a base de mampostería de regu­lar calidad. Lo actualmente conservado pertenece en buena parte a los años de tránsito del s. XV al XVI. Del mismo modo que en Santa Gadea la insistencia de los años que dura­ron las obras realizadas por Pedro López Manrique (o Padilla) y la consiguiente inversión hecha en ellas lo de­muestran claramente. “Y que aunque el Adelantado mu­riese después de las leyes de Toro (1504), están excep­tuadas las labores hechas después de ellas, pero no las hechas antes”. En 1507 se intentaba continuar las obras. 

Decir que el castillo estaba construido en tiempos del Cid es pura fantasía. De todas las formas la mención de “Casa de Sotopalacios” en el reparto de 1363 nos hace suponer una anterior fortaleza. El aspecto del edificio más que militar es palaciego, como puede deducirse de sus proporciones elegantes, construcción en zona llana y el hecho de que habitualmente estuvo habitado por los Padilla. También pudo tener cierta función disuasoria, especial­mente frente a los campesinos, como lo indica el que las dos torres más hoscas den cara al pueblo. 

En 1598 figura la cuenta de gastos hechos en diver­sas reparaciones de la fortaleza, especialmente en las cu­biertas. Hasta hace poco estaba en ruinas, pues fue cantera fácil para algunos vecinos de Burgos y el haber ser­vido de depósito de municiones en la última guerra civil.


FUENTE: www.castillosdelolvido.com. FOTOGRAFIAS: CID Delgado

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