Castrillo de Castronuevo


Construido en su apariencia actual entre los siglos XV y XVI, cuando se comienzan a utilizar las armas de fuego, por lo cual este edificio se encuentra "alamborado", es decir, dentro de un foso, con lo que, manteniendo la altura de los muros para impedir su asalto, desde lejos se reducía el blanco para la artillería. Carece de torre del homenaje por el mismo motivo. 

El edificio se compone de dos recintos rectangulares construidos con argamasa de ladrillo, cal y canto. El primero de ellos tiene poca altura que, a modo de barbacana, ciñe al castillo propiamente dicho y está coronado por hileras de troneras de tipo buzón propias para tiro manual de mosquetería o arcabucería. En su interior posee unas espaciosas salas abovedadas, usadas como almacenes y caballerizas, que recorren perimetralmente todo el edificio. 

El segundo recinto, también de planta rectangular y más alto que el primero, es el núcleo central del edificio con cubos angulares y torres cuadradas en dos de sus lienzos, en los que se disponen grandes garitas, llamados también "garitones", de cono invertido, muy parecidas a las del castillo de "La Mota" en Medina del Campo, con el que muestra grandes semejanzas, todo ello rematado por almenas sobre arquillos ciegos volados, que visualizan el nivel del adarve o camino de ronda. Dentro de este segundo recinto se aloja un palacio de estilo renacentista, construido en sillería granítica, muy propio del siglo XVI. Tiene varias salas alrededor de un patio, formado por galerías de arcos escarzanos apoyados sobre columnas o pilastras y una gran escalera de subida de dos tramos, el primero de los cuales tiene el pasamanos esculpido en la pared. Se encuentra parcialmente restaurado y muy bien conservado aunque sin utilidad alguna. 

Las noticias históricas sobre este castillo son escasas. En 1437 Juan II de Castilla dona a Alfonso Pérez de Vivero el lugar de San Martín de Cornejo, segregándole de la tierra de Ávila y ordenando que fuese llamado desde entonces Castronuevo. En 1453, a la muerte de Alfonso Pérez, no existía aún castillo pero sí casas principales de morada. El lugar lo hereda Gil de Vivero, su hijo. En 1476 ya hay referencias a la fortaleza de Castronuevo y ésta ya debía de estar casi acabada en 1481, año de la muerte de a la viuda de Gil de Vivero, Isabel de Coutinho. La heredó su hijo, Rodrigo Vivero, quién la vendió en 1489 al duque de Alba. Fueron frecuentes los enfrentamientos entre Castronuevo y los vecinos de Rivilla de Barajas por el uso de las aguas. 




El asesinato del casi conde de Monleón 


Aquí acaeció un hecho dramático en tiempos de Enrique IV de Castilla. Entre 1464 y 1468 se desarrolló un enfrentamiento entre Enrique IV y un grupo de nobles encabezado por el marqués de Villena, el conde de Plasencia y los arzobispos de Sevilla y de Toledo. En 1464 los nobles se sublevaron y obligaron al rey Enrique IV a nombrar como heredero a su hermanastro, el príncipe Alfonso, en perjuicio de su propia hija, Juana, quien tendría que casarse con Alfonso. Pero el descontento de los nobles continuó y en el 1465, en la denominada Farsa de Ávila, el rey Enrique es depuesto de forma simbólica y es nombrado rey el príncipe Alfonso, cuya corte se estableció en Arévalo. Desde este momento se suceden una serie de enfrentamientos y de negociaciones marcados por la debilidad de Enrique. La batalla de Olmedo, el 19 de julio de 1467 es la más importante aunque su resultado fue más bien incierto. La muerte de Alfonso en el 1468 en Cardeñosa (Ávila) despejó el camino para la resolución del conflicto en 1469 con el acto de los Toros de Guisando, donde Isabel (futura Isabel I), medio hermana de Enrique, fue nombrada heredera. 

Ya hemos dicho que uno de los cabecillas de los sublevados fue el segundo conde de Plasencia, Álvaro de Zúñiga y Guzmán. Uno de sus militares, Pedro de Fontiveros, conde de Monleón, es el protagonista del drama ocurrido en estas tierras. Se supone nacido en Fontiveros, aparece por primera vez en la historia como ballestero de la guardia del rey Enrique IV en 1462. Desde 1464 aparece dirigiendo las mesnadas del conde de Plasencia en el conflicto contra el rey castellano. Ese año, en un encuentro entre los dos bandos en las cercanías de Cabezón de Pisuerga y Cigales, Pedro de Fontiveros aparece comandando la representación rebelde que toma como rehén al infante Alfonso. 

Tres años, después, en la batalla de Olmedo, las diferentes crónicas de la época elogian la valentía de Pedro de Fontiveros en el combate y reseñan que es cojo de nacimiento. A pesar de ello, se encuentra a la vanguardia de las tropas alfonsistas, al mando de las tropas del conde de Plasencia y de su hija la condesa de Benalcázar. Estuvo a punto de atrapar al rey Enrique aunque finalmente fue hecho prisionero. 

Tras la toma de Segovia por los alfonsistas, en octubre de 1467, Enrique IV se muestra receptivo a la negociación y se reconcilia con los nobles. Pedro de Fontiveros actúa en Segovia y en Madrid como representante del conde de Plasencia, pues es su hombre de confianza. Para evitar que el rey cambie de parecer, Pedro de Fontiveros consigue que el rey pase la Navidad de 1467 en Plasencia, como invitado del conde. Enrique IV donó numerosas joyas a la condesa y prometió a Pedro de Fontiveros el señorío de la villa salmantina de Monleón con el título de conde. 


La cuestión es que un hombre, en principio de ascendencia no noble, tenía gran privanza con la condesa de Plasencia y "fazia algunas cosas no perteneçientes a semejante onbre quel, e tenia gran sobervia que aquella le traxo la muerte", tal y como cuenta la Crónica anónima de Enrique IV de Castilla. 

Apenas se acordaba de lo ocurrido hace no mucho tiempo en Fontiveros entre su mujer e Isabel de Coutinho, portuguesa de noble linaje, esposa de Gil de Vivero, señor de Castronuevo. Una discusión sobre los asentamientos en la iglesia, en la que su esposa había hecho gala de una gran vanidad ante su inminente nombramiento como condesa, acabó con palabras fuera de tono. Isabel se sintió deshonrada y así se lo hizo saber a su esposo. A Gil de Vivero le carcomía la rabia. No podía olvidar la afrenta y se prometió vengar su honor y el de su esposa en cuanto tuviera una oportunidad. Pronto el destino quedó trazado. 

Pedro volvía de Arévalo, de la corte de Alfonso hacia Plasencia. Tras descansar en Fontiveros continuó su camino pasando por las cercanías del castillo de Castronuevo. Sabiendo que Pedro está cerca, Gil de Vivero envió a una mesnada encabezada por Juan Gutiérrez de Fontiveros, primo de Pedro, a asesinarlo. El encuentro fue breve. Juan Gutiérrez, junto con Rodrigo de Oña y García de Cuevas Rubias, acometieron con sus lanzas. Pedro cayó muerto sin que sus hombres pudieran auxiliarle. 

El honor de Gil de Vivero quedó de nuevo impoluto. Y los asesinos de Pedro de Fontiveros pronto quedaron absueltos. El 9 de noviembre de 1475 Isabel la Católica firmaba en Dueñas la absolución de los tres asesinos. 



FUENTE: www.geocaching.com

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