Castillo de Arenas de San Pedro

    También conocido como Castillo de don Álvaro de Luna o de la Triste Condesa, se construye bajo los auspicios del condestable Ruy López Dávalos. Incendiado durante las diferentes guerras, se conserva gran parte de este. Sirvió de prisión y de cementerio. Ahora es Auditorio municipal, Museo y Sala de exposiciones y congresos. 


    El condestable Dávalos consiguió la segregación de las aldeas del Valle del Tiétar del Alfoz de Ávila en 1393 y en 1395, pasaron a engrosar sus señoríos. Como muestra de su poder y para defensa de este mandó edificar un castillo fortaleza en la parte baja del pueblo, para aprovechar la proximidad del río como elemento defensivo. Se levantó con el esfuerzo del pueblo, ya que el vecindario del Valle fue obligado a contribuir, además de con sus tributos económicos en dinero, con su esfuerzo personal y con la aportación de sus caballerías y carretas. El impuesto seguía en pie incluso después de haber sido acabada la fortaleza, ya que hay documentos, en 1423, en los que aparecen las quejas de los vecinos por tener que pagar impuestos para la construcción de la fortaleza cuando estaba ya acabada. 


    La caída del poder del Condestable en 1423 permitió que el dominio señorial sobre Valle del Tiétar se fragmentase y, en vez de ser de un solo señor, pasase a manos de varios recayendo el señorío de Arenas en la familia de Pimentel, condes de Benavente; por el matrimonio de la condesa doña Juana de Pimentel con don Álvaro de Luna, convirtiéndose el castillo, en una de las residencias del matrimonio. Después de la muerte de don Álvaro, la Triste Condesa (como se empezó a llamar doña Juana) habitó en el algún tiempo. Fallecida doña Juana, pasó a ser propiedad de los Duques del Infantado. En 1461 nació en el castillo arénense don Diego Hurtado de Mendoza, mecenas del Renacimiento.


    Foco de resistencia en varios conflictos bélicos. En el siglo XIX fue quemado varias veces, tanto durante la guerra de Independencia, como durante la primera guerra carlista- y su patio convertido en cárcel y cementerio después. 

    Tras perder el uso militar, sus dueños rellenan la cava o foso, eliminan la cerca y el rastrillo y acondicionan las estancias palaciegas, de manera que pasó a residencia. Al norte se aportó un espacio urbano que durante siglos se llamó la Corredera y luego Plaza del Condestable Dávalos. 

    Fue cedido al Ayuntamiento en 1853 por el duque de Pastrana. En 1931 fue catalogado como Monumento Histórico Artístico. 


    A lo largo de los años, el castillo ha tenido diferentes usos, pero decididamente a partir de los años 70 del pasado siglo, el patio de armas se viene utilizando como espacio para actuaciones culturales y festivas. 

    Tiene planta cuadrada con torreones circulares y almenados en cada esquina y una torre del Homenaje, de planta rectangular, junto a la entrada principal, con sólidos matacanes y bellos ventanales góticos y mudéjares. En los lienzos laterales hay un estribo cuadrangular como torre barbacana. En el interior, como en la mayoría de los castillos, el patio de armas aparecía rodeado de las dependencias; unas para cuadras y almacenes, cocinas, otras para estancias de los servidores; en la planta alta era donde residía la nobleza. 


    La presencia de ventanas geminadas, enmarcadas algunas por un ajimez, especialmente en la torre del Homenaje, y los arcos de las crujías para sostener las bóvedas que quedan en pie muestran el carácter de obra de transición entre el románico y el gótico. Destaca el balcón saliente, fruto de la aportación a la obra de diferentes propietarios. 

Ramón Martín

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