La Taifa de Algeciras


Los hamudíes, tras ocupar el califato de Córdoba desde 1016 a 1026, las querellas familiares por la sucesión califal precipitaron su decadencia y la escisión de su territorio, ocupando una rama Algeciras y otra Málaga. Málaga fue la sede desde 1026 de Yahya b. Ali b. Hammud, Al Mutali. Este mantuvo reivindicaciones sobre los pequeños reinos beréberes, especialmente sobre el de Carmona. Al Mutali murió en una emboscada ante los muros de Sevilla, en 1035, y su hermano Idris I fue proclamado califa. Unido a Habus de Granada y Zuhair de Almería, lograron derrotar a los sevillanos, en Écija, a finales del año 1039, el mismo año en que murió este califa hamudí, Idris I al Mutayyad.

Desde 1035 ó 1039 se desgajó la taifa de Algeciras, con un hijo del califa hamudí al Qasim, llamado Muhammad, titulándose al Madhi, siendo reconocido en 1047-48 por Badis de Granada, al Izz de Carmona, Izz al Dawla de Morón y Abdun b. Jizrun de Arcos, alejados del califa hamudí de Málaga Muhammad b. Idris b. Alí, titulado también al Madhi.

En 1048-49 murió el califa al Madhi en Algeciras, y los jeques beréberes eligieron a su hijo al Qasim, al Watiq, cuyos dirhems, entre 1051 y 1055, llevan todavía como proclama califal a su padre, Muhammad al Madhi, lo cual indica que al Watiq aún no había sido proclamado califa. Al Watiq, sin el apoyo del partido beréber, tuvo que entregar, en 1054-55, su taifa a al Mutadid de Sevilla, acabó sus días refugiado junto a Al Mutasim de Almería.


Muhammad b. al Qasim b. HammudRey de Algeciras de 1047 a 1049. Fue califa hamudí de Algeciras, esta dinastía tuvo dos ramas, derivadas de los hermanos Ali y al Qasim. La principal fue formada por los descendientes de Ali. Como hijo de al Qasim al Mamun, Muhammad pertenecía a la rama secundaria o menor.

Se ignora la fecha exacta de su nacimiento, aunque se sabe que ya vivía, en septiembre de 1023, cuando su padre fue expulsado de Córdoba. Al Qasim había nombrado heredero a su sobrino Yahya b. Ali, pero este se rebeló contra él, revocando su decisión y otorgándosela a su hijo Muhammad. Pero su voluntad no pudo cumplirse, ya que al Qasim fue derrocado en 1023 por Yahya, quien lo encarceló durante trece años, en la alcazaba de Málaga. Allí murió asesinado en mayo-junio de 1036 por orden del hermano del anterior, su sobrino Idris al Mutayyad.

Su cadáver fue enviado a Algeciras, donde estaban sus dos hijos. Cuatro años después de haber derrocado a al Qasim, murió Yahya b. Ali el 11 de noviembre de 1035. Sus dos primos, Muhammad y Hasan, fueron enviados a Algeciras al ser encarcelado su padre, y allí permanecían bajo la custodia del gobernador Ibn Hayyay, según narra la crónica magrebí al Muyib.

Los lazos familiares entre los primos estaban fortalecidos por alianzas matrimoniales, ya que Yahya estaba casado con Fátima, hija del propio al Qasim, y la esposa de Muhammad era hermana de Yahya. Al parecer, cuando murió Muhammad fue reconocido por la guarnición beréber como señor de la ciudad, aunque no adoptó la dignidad califal. Ello suponía la escisión de las dos ciudades peninsulares bajo dominio de los hamudíes.

Ante el intento de apoderarse de la ciudad por Abu l-Fawz Naya al Alawi en 1042, junto al beréber Musa b. al Baqanna, el más alto dignatario hamudí. Naya se sublevó en Ceuta, siendo la madre de Muhammad, Sabi´a, la que salió a su encuentro y lo hizo desistir de su propósito, dirigiéndose entonces a Málaga. La edad de Muhammad en 1023, en ese momento debía ser de veinte años. 

Muhammad acabó adoptando el título califal. Un grupo de caudillos beréberes, descontentos con el gobierno del califa malagueño Muhammad b. Idris, acordó proclamar a Muhammad b. al Qasim. Entre ellos se encontraba Ishaq al Birzali, soberano de Carmona, Muhammad b. Nuh, señor de Morón, Abdun b. Jizrun de Arcos y el Zirí granadino Badis b. Habbus. Muhammad decidió adoptar el título califal de al Madhi, el mismo que su rival malagueño, siendo invocado su nombre durante el sermón previo a la oración colectiva del viernes, uno de los símbolos de la soberanía en el Islam clásico. Debió ser elevado a la dignidad califal en 1047. El título de al Madhi adoptado por Muhammad b. al Qasim, posee claras resonancias mesiánicas, ya que su significado es el de bien encaminado o guiado por Dios. Es un concepto de tipo mesiánico, que se basa en la creencia en una segunda intervención divina en la historia de los hombres.

La crisis de la legitimidad califal estaba en su momento más bajo en al-Ándalus, pues había tres hamudíes que ostentaban dicha dignidad de forma simultánea: Muhammad b. Idris de Málaga, Muhammad b. al Qasim en Algeciras e Idris b. Ali en Bobastro. A ellos hay que añadir un cuarto en Sevilla, el presunto Hisam al Muayyad, patrocinado por los abbadíes.


Esta circunstancia provocó que, Ibn Hazm, quien clamara contra el hecho de que cuatro hombres pretendiesen ostentar el califato al mismo tiempo. Tras ser proclamado, Muhammad pretendió unificar los dominios hamudíes dirigiéndose contra Málaga, pero no tuvo éxito, debiendo regresar a Algeciras. Muhammad b. Qasim b. Hammud murió en Algeciras (Cádiz) el 4 de junio de 1049. Fue sucedido por su hijo al Qasim, aunque se conservan cuños fechados entre 1050 a 1055, en los cuales sigue apareciendo el título y el nombre de su padre. 


Qasim b. Muhammad al WatiqRey de Algeciras de 1047 a 1049. Al morir el califa al Madhi de Algeciras, los jeques bereberes eligieron para sucederle a su hijo al Qasim, titulado al Watiq. Al Watiq, sin apoyo del partido beréber, tuvo que entregar, en 1054-55, su taifa a al Mutadid de Sevilla, que le permitió partir a Ceuta, cuyo rey Suqut no le prestó ayuda; acabó sus días refugiado junto a al Mutasim de Almería.
Ramón Martín

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