Galeón Revenge de Inglaterra


    Se cuenta que la reina Isabel de Inglaterra al enterarse de que Felipe II se disponía a lanzar contra sus costas los galeones de la Armada Invencible, exclamó: “No temo nada de un príncipe que ha tardado doce años en aprender el alfabeto”. Esto prueba que la soberana de Gran Bretaña infundía firme confianza en sus marineros y en sus barcos.

    El 19 de julio de 1588, en las cercanías del puerto de Plymouth, dos hombres juegan a la petanca. Uno de ellos es Francis Drake y el otro, muy probablemente, lord Charles Howard de Effingham, el gran almirante de la flota inglesa. Un hombre jadeante se acerca, se trata del comandante Fleming, que a bordo de su pequeño barco, ha visto a la potente armada española que se acerca a las costas inglesas.

    Al día siguiente Francis Drake estaba al mando de su galeón, el Revenge, y con el resto de la flota intentaba causar al enemigo los mayores daños posibles. La noche del 21 al 22, lord Howard ordenó al Revenge ocupar la vanguardia y que fuera el único barco que llevara encendido un farol en la popa para indicar la ruta. Durante una hora, la señal luminosa de Drake, se perdió de vista, pero apareció después felizmente. La flota le seguía silenciosa. Por la mañana una sorpresa esperaba a lord Howard. No era el Revenge al que había seguido en la oscuridad de la noche, sino al San Martín, nave capitana de la flota española. El almirante inglés, que se encontraba más adelantado que los demás barcos, apenas tuvo tiempo para volver a entrar en sus líneas. ¿Qué había sucedido? Simplemente que Drake, a pesar de ser contralmirante de Su Majestad, no había podido olvidar que era corsario, había apagado pues, el farol y se había marchado solo a atacar y conquistar al Rosario, galeón de la Armada Invencible que se había quedado averiado y a la deriva en las escaramuzas del día anterior. Unos 45.000 ducados de oro pasaban a engrosar la fortuna de sir Francis. 

    Mientras tanto el Revenge continuaba su acción. El día 25 de julio, se encontraba con el resto de la flota frente a la isla de Wight, a la caza del Santa Ana, galeón español que huía para no ser capturado y que era obligado, a causa de haber salido malparado del enfrentamiento, a encallar en la bahía del Sena, en las proximidades de El Havre.

    El día 29, Francis Drake participaba en el enfrentamiento definitivo de Gravelinas, donde los ingleses, con la ayuda del viento a favor y de la marea, conseguían concentrar el fuego de sus cañones sobre los barcos españoles. La flota española, mandada por el duque de Medina-Sidonia, al faltarle la pólvora para disparar, y amenazada por el mal tiempo que le empujaba hacia los bajíos de Flandes, no tenía pues, otra alternativa que intentar huir hacia el Norte.

Tipo: Galeón de cuatro palos
Botadura: Hacia 1560
Eslora: 36,60 metros desde el bauprés
Manga: 8,70 metros
Calado: 4,55 metros
Desplazamiento: 976 toneladas
Armamento: Primera Batería, 16 culebrinas de 18 libras; Segunda Batería, 14 mediasculebrinas de 9 libras; varios cañones pequeños de tiro ajustable
Tripulación: 135 hombres

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