El Hundimiento del HMS Victoria


En términos generales puede afirmarse que, detrás de la pérdida de un buque en el mar, siempre se esconde el mal cálculo de alguien. Existen fallos humanos excusables por enfermedad o agotamiento; otros resultan comprensibles y permiten al culpable no perder la cara y hundirse con su buque con dignidad; algunos más, siendo tan humanos como los anteriores, son mucho menos misericordiosos y palabras como negligencia o impericia arruinan la vida profesional de los implicados. Finalmente, unos pocos buques se pierden en accidentes tan estúpidos, que nos hacen pensar que su capitán eligió ahogarse antes que explicar lo ocurrido. 

El 22 de junio de 1893 el vicealmirante Tryon se encontraba frente a las costas de Siria al mando de la Flota Británica del Mediterráneo. Tenía previsto fondear a las 16:00 horas frente al puerto de Trípoli. Sir George izaba su insignia en el acorazado “Victoria”, una de las unidades británicas más modernas. Desplazaba 11.000 toneladas y montaba la primera máquina de vapor de triple expansión de la armada británica, pero tal modernidad quedaba empañada por el arcaico espolón de su roda y por su artillería principal: una única torre a proa con dos enormes cañones Armstrong de 413 mm y 110 toneladas de peso por cabeza que, disparaban proyectiles de 1.600 libras, a un ritmo muy lento. 


Al iniciar los preparativos para fondear, la flota navegaba proa hacia alta mar, dejando por la popa el punto de fondeo previsto. La formación consistía en diez acorazados y cruceros pesados de unas 10.000 toneladas, acompañados de un buque-aviso, navegando en dos líneas de fila paralelas y con una distancia entre buques en cada línea de 400 yardas. La columna de estribor estaba compuesta por seis unidades, con el HMS Victoria en cabeza en funciones de guía de columna y de formación. La columna de babor contaba con cinco unidades y su guía era también el buque de cabeza, en este caso el acorazado Camperdown, donde izaba su insignia el contralmirante Markham, segundo de Sir George.

El plan de fondeo del el vicealmirante Tryon constaba de dos fases, la primera consistía en formar los buques en dos columnas separadas 1.200 yardas e invertir el rumbo mediante una caída simultánea de 180º de ambas columnas hacia el interior de la formación, manteniéndose ambas líneas de fila al seguir cada buque la estela del precedente. Una vez completada esta fase, la formación debería quedar aproada a tierra con la misma distancia entre columnas que la ya existente entre buques, 400 yardas. La segunda fase, ya en las proximidades del fondeadero, consistiría en la caída simultánea de 90º a babor de todas las unidades y, poco después, el fondeo sincronizado de toda la flota en perfecta formación al nuevo rumbo (paralelo a la costa).

El Comandante del “Victoria” había indicado al almirante que una separación inicial entre columnas de 1.200 yardas era insuficiente, y el jefe de estado mayor sugirió 1.600. Aunque en aquel momento el almirante estuvo de acuerdo con 1.600, posteriormente envió a su teniente de bandera con la orden de cerrar la formación a 1.200 yardas. Alguien debería haber sacado al almirante de su lapsus, recordándole que, para una evolución estándar, el diámetro táctico de sus buques era 800 yardas y la distancia correcta 2.000. 


La velocidad de la formación se aumentó a 9 nudos y ambas columnas quedaron a la distancia ordenada de 1200 yardas. Poco después, el Almirante ordenó al teniente de bandera que se izaran dos señales preventivas, una ordenando a la columna de estribor caer 180º a babor en línea de fila y otra con la misma orden para la columna de babor, pero cayendo a estribor. En el puente del Camperdown, a 1200 yardas por el través de babor del buque de Sir George, el contralmirante Markham debía repetir la izada como guía de su propia columna. No tuvo empacho en repetirla a media driza para indicar su estupefacción a la concurrencia, al tiempo que ordenaba transmitir “no comprendo la señal” por semáforo luminoso. 

El contralmirante Markham recibió una señal apremiándole. Era demasiado hasta para un contralmirante así que anuló el mensaje y, segundos más tarde, su señal izada a tope hacía juego con nueve gallardetes indicando que, en otras nueve unidades, nueve capitanes de navío tampoco tenían nada que sugerir. Con todo el mundo de acuerdo, poco después de las 15:30 se dio la ejecutiva y los dos buques-guía iniciaron la caída hacia el interior de la formación. 

El espolón del Camperdown hizo un agujero de nueve metros cuadrados en el casco del Victoria, dando en un mamparo transversal. El Victoria se hundió a cinco millas de Trípoli en apenas trece minutos, llevándose con él a 348 hombres y al vicealmirante Tryon.

Hay que decir en descargo del comandante del Victoria, capitán de navío Burke, que tuvo que pedir permiso tres veces para dar atrás con la hélice de babor. Se ha escrito que el vicealmirante Tryon pudo confundir radio de giro con diámetro táctico. Entre los 357 supervivientes rescatados estaba el segundo comandante del Victoria, un capitán de fragata de 33 años que, con el tiempo, llegaría a mandar la Grand Fleet en la Batalla de Jutlandia y a convertirse en el Almirante Sir John Jellicoe, primer conde de Jellicoe y Primer Lord del Almirantazgo.


A la llegada de la flota a Malta, y a bordo del HMS Hibernia, dio comienzo la instrucción del inevitable consejo de guerra al contralmirante Markham por abordar y hundir a su jefe y al capitán de navío Burke, por la pérdida de su buque. El contralmirante, ante la pregunta de por qué aceptó una orden obviamente imposible, respondió que tenía tal fe en su almirante que creía que éste, finalmente, resolvería el problema. Naturalmente también salió a relucir la necesidad de obedecer las órdenes por lo que, facilitó el trabajo de un tribunal consciente del peligroso precedente que una sentencia condenatoria supondría en una institución nada partidaria de someter las órdenes a juicios críticos. En consecuencia, el vicealmirante Tryon fue declarado único culpable de lo sucedido.

Transcurrido más de un siglo, lo ocurrido aquella tarde continúa siendo objeto de explicaciones. 


Características del HMS Victoria:

Botado en 1887 en los astilleros de Sir W. G. Armstrong, Whitworth & Co., Ltd., de Newcastle-on-Tyne, Inglaterra. Dio nombre a su clase, compuesta, además por el Sans Pareil. Debió llamarse Renown, pero antes de su alistamiento se le cambió el nombre por Victoria, para festejar el jubileo de los 50 años de reinado de la soberana.

Desplazamiento: 11.020 toneladas. Eslora de 104 metros, 21,30 m de manga, 8,80 m de calado. Propulsión, Máquina de vapor de triple expansión, 7.500 HP. Velocidad máxima 16.75 nudos. Tripulación 700 hombres. Armamento 2 cañones de 413 mm, de 110 toneladas, Armstrong, en una única torre; 1 cañón de 254 mm; 12 de 152 mm; 12 x 6 pounder 2.7 kg, 6 tubos lanzatorpedos de 356 mm. Coraza: 457 mm en cintura.


Los restos del Victoria fueron descubiertos, en septiembre de 2004, por los buzos Christian Francis y Mark Ellyat, a 140 metros de la costa de Trípoli. El casco del buque se encuentra en posición vertical, muy probablemente por el excesivo peso de su torre proel. Los restos fueron declarados cementerio marino, zona de exclusión, y se dispuso que los gobiernos de Inglaterra y Líbano determinaran su estatus legal.

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