Ángel de Saavedra y Ramírez de Baquedano, III duque de Rivas, reinado de Isabel II (1843-1868)

Decimosexto Presidente del Consejo de Ministros durante la Década Moderada (1844-1854), reinando Isabel II desde el 18 de julio de 1854 al 19 de julio de 1854.




Ángel Saavedra y Ramírez de Baquedano nació en Córdoba el 10 de marzo de 1791. Sus padres procedían de linajes con abolengo, por lo que el segundón comenzó a recibir distinciones: Caballero de Justicia de la Orden de Malta a los seis meses de edad, capitán de caballería en el regimiento del Infante a los siete años, y el hábito de Santiago a los nueve. De niño tuvo una educación esmerada a cargo de eclesiásticos franceses, refugiados huidos de la Revolución francesa.

Huyendo de la epidemia de fiebre amarilla que en 1800 asoló Andalucía, la familia se trasladó a Madrid; dos años más tarde muere su padre, y el primogénito Juan Remigio hereda el título de duque de Rivas, en febrero de aquel mismo 1802, Ángel ingresa en el Real Seminario de Nobles donde permaneció cuatro años. Se incorporó después al ejército, el regimiento del Infante hubo de marchar al norte de Europa, por lo que su madre le consiguió en agosto de 1806 una plaza en la Guardia de Corps, en la que su hermano mayor era ya capitán.

Poco después, la conspiración del príncipe de Asturias, el motín de Aranjuez y la destitución de Godoy, culminan con las abdicaciones de Bayona y el alzamiento del 2 de mayo de 1808. Los dos hermanos se unieron a las fuerzas del general Gregorio de la Cuesta. Saavedra se bate en Uclés, en Talavera y en las cercanías de Ontígola, donde el 18 de noviembre de 1809, cae gravemente herido, siendo dado por muerto; restableciéndose en el hospital de Baza. Convaleciente en su casa de Córdoba, la entrada de los franceses le obligó a huir a Málaga y de allí a Gibraltar y a Cádiz, que era entonces la única ciudad no sometida al enemigo. Allí vieron luz sus Poesías en 1814, y a fines del mismo año escribió también la tragedia Ataúlfo, que fue prohibida por la censura; el 8 de julio de 1816 se puso en escena en Sevilla, con gran éxito, Aliatar. Se le encargó, en el Estado Mayor de Blake, del negociado de Topografía e Historia Militar. Era Teniente Coronel, tras la vuelta de Fernando VII, y ascendió en 1833 a Coronel de Caballería Ligera, agregado al Estado Mayor de la plaza de Sevilla.

El pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan en enero de 1820 dio comienzo a los tres años de gobierno liberal en los que el poeta tuvo una destacada actuación política. En 1820 apareció la segunda edición de sus Poesías, y entre 1818 y 1819 escribió El Duque de Aquitania y Malek Adel.

En mayo de 1820 marchó a París en comisión de servicio, aprovechando para conocer el mundo cultural. Pero el viaje no duró mucho; había intimado en Córdoba con Antonio Alcalá Galiano, que influiría en su ideología política. Galiano era un liberal exaltado, entonces Intendente en Córdoba, que le animó a presentarse a diputado a Cortes por aquella provincia. Salió elegido en diciembre de 1821, desarrolló una activa vida política y parlamentaria, hasta la entrada de los ejércitos de Angulema. Entretanto, había estrenado en el Teatro de la Cruz, el 17 de diciembre de 1822, la tragedia Lanuza, que se representó durante seis días.

De sobra conocidos los últimos tiempos del Trienio Constitucional: el traslado del gobierno a Cádiz con el rey, al que habían incapacitado las Cortes; la liberación de este en Sevilla por los franceses el 1 de octubre de 1823; y la consiguiente desbandada de los liberales, entre los que se encontraban, Galiano y Saavedra, que llegaron a Gibraltar en una barca valenciana tres días después, camino de un exilio que duraría once años. Volvió a Gibraltar para casarse por poderes con María de la Encarnación de Cueto, hermana del marqués de Valmar, y con ella marchó en julio de 1825 a los Estados Pontificios, donde no les permitieron residir por lo que buscaron refugio en Malta, donde permanecieron cinco años hasta que en 1830 marcharon a la conservadora Francia de Charles X, cuyo gobierno obligó al poeta a residir en Orleans, donde dio clases de pintura para sobrevivir.

La Revolución de Julio trajo un gobierno liberal que elevó al trono a Louis Philippe, el poeta pudo regresar a París, donde se reunió con Alcalá Galiano. Su situación económica no mejoraba, por lo que ambos amigos se trasladaron a Tours con sus familias.

Tras la muerte de Fernando VII, regresó a España. Unos meses después falleció su hermano Juan Remigio, con lo que Ángel Saavedra se encontró así duque de Rivas, Grande de España y miembro del Estamento de Próceres en las Cortes. El 9 de octubre de 1834 ingresó en la Real Academia Española, en 1835 fue elegido presidente del Ateneo de Madrid. Vuelto a la vida política, formó parte del partido encabezado por Istúriz, que se mantuvo en la oposición a los sucesivos gobiernos de Martínez de La Rosa, del conde de Toreno y de Mendizábal. Cuando Istúriz subió al poder, le nombró ministro del Interior de un gobierno formado por unos prohombres que, representaban ahora el moderantismo. El efímero gabinete cayó con la sargentada de La Granja, el 13 de agosto la reina firmó el restablecimiento de la Constitución de 1812, Rivas tuvo refugiarse en Gibraltar. Allí permaneció hasta que la promulgación de la nueva Constitución de 1837, le permitió regresar a Sevilla, donde vivió por algún tiempo, apartado de la política y dedicado a su familia y las letras.

Tras la caída de Espartero, fue nombrado alcalde de Madrid, formando parte del gobierno provisional, como vicepresidente del Senado fue partidario de declarar a la reina mayor de edad. El gobierno de González Bravo le nombró ministro plenipotenciario ante el rey de las Dos Sicilias, al que presentó sus credenciales en Nápoles el 11 de marzo de 1844. Sus relaciones con Fernando II fueron excelentes, y enamorado de Nápoles y de sus gentes, permaneció allí seis años. Pero abandonó Nápoles el 10 de julio de 1850, ya que el monarca napolitano proyectaba el matrimonio de la infanta Carolina con el conde de Montemolín, pretendiente carlista al Trono de España.

De vuelta en España, fue nombrado académico de la Real Academia de la Historia y mantuvo una activa vida intelectual de la que eran parte las tertulias literarias de su casa de Madrid, a las que asistía la gente de letras más destacada. También volvió a intervenir en política, el general Fernández de Córdova le nombró presidente del nuevo ministerio; al amanecer del 18 de julio juraron los nuevos ministros, pero al avanzar el día el pueblo, molesto por el matiz conservador del gabinete, protestó en las calles, logrando que la reina llamara a Espartero a ocupar la Presidencia del Consejo de Ministros. La de Rivas había durado dos días, y tuvo que refugiarse en la embajada de Francia. En 1857 Narváez le nombró embajador en París y allí triunfaron su simpatía y sus dotes de hombre de mundo, pues además era amigo de Napoleón III y de la emperatriz Eugénia, pero a la vuelta de O'Donnell al poder, dimitió. Antes de ir a Francia había sido elegido académico y director de la Real Academia de San Fernando, y en 1862 lo sería de la española, enfermo desde 1859, se fue extinguiendo lentamente, quedó imposibilitado en sus últimos tiempos y falleció en Madrid el 22 de junio de 1865. Muy pocos meses antes, el 11 de abril de aquel año, había muerto Alcalá Galiano.
Ramón Martín

Comentarios

  1. De Ángel Saavedra había leído algo, pero no sabía tanto cómo tú explicas. Gracias Ramón. Un abrazo

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    1. Un abrazo Nuria, y perdona no haberte contestado antes.

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  2. Muy interesante y bien explicada la vida del Duque de Rivas. Gracias por compartir. Saludos!!

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  3. Muchas gracias. Estoy encantado de compartir artículos con todos vosotros.

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