La Anunciación


Óleo sobre lienzo, de 93 X 37 cm. National Gallery de Washington.

Es esta el ala izquierda de un tríptico, hoy perdido. Sacamos esta conclusión por el formato, extremadamente vertical, la orientación de los personajes y la acción hacia la derecha, lo que indica que el tema principal del conjunto se encontraba a este lado.

La Anunciación parece una escena sencilla, con tan solo dos protagonistas. Nada más lejos de la realidad: con la naturalidad que caracteriza a Van Eyck, el pintor nos ha legado una imagen completamente saturada de símbolos y referencias, fundamentalmente al Antiguo Testamento y la prefiguración de Cristo triunfador sobre el pecado. El ángel es muy similar a esos hermosos adolescentes del Políptico de Gante, con un rico manto lleno de bordados y piedras preciosas. Sus alas poseen todos los colores del arco iris. María viste a la moda flamenca: traje de cintura elevada, pecho diminuto y vientre abombado. Frente a ella están los lirios que simbolizan su pureza. El ángel habla a María y podemos leer la salutación en las letras doradas que se dirigen desde su boca hacia la Virgen. María le responde, y su letrero correspondiente está al revés, porque se dirige en respuesta hacia Dios. El Espíritu Santo en forma de paloma se dirige al oído de María, porque Jesús fue concebido a partir del Verbo de Dios, es decir, a través de sus palabras dirigidas a María. En el suelo, unas baldosas muy decoradas nos cuentan la historia de Sansón: la lucha contra los filisteos, el encuentro con Dalila, etc. En los medallones que separan las escenas están los signos del Zodíaco, puesto que Dios domina tanto en la tierra como en el cielo. Al fondo, entre los arcos, hay dos medallones en relieve con escenas de Isaac y Jacob. La vidriera superior nos muestra a Cristo en majestad. Los frescos que se intuyen en el muro del fondo tienen pintados algunos momentos de la historia de Moisés: cuando fue salvado de las aguas y recibiendo las tablas de la Ley.

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