El matrimonio Arnolfini
Óleo sobre tabla, de
81,9 X 59,9 cm. Museo Gallery de Londres.
Es un cuadro plagado
de enigmas y de belleza. Aparece en los catálogos como el matrimonio de uno de
los miembros de la familia de comerciantes luqueses, los Arnolfini; la colonia
de luqueses era muy importante en Flandes. Los Arnolfini en esta época eran dos
hermanos: Giovanni y Michele.
Se cree que, en este caso, el marido es Giovanni, casado con Giovanna Cenami.
Sin embargo, el gesto del marido al tomar la mano de su esposa contradice la
teoría: ese gesto implica superioridad social ante una mujer que de ser
Giovanna, resultaría de clase superior a la de su esposo. Por esa razón,
algunos investigadores creen que se trata de Michele, que desposó a una tal
Elizabeth de familia desconocida.
Otro enigma nos lo
proporciona la inscripción de Van Eyck en el muro del fondo, en bellísimos
caracteres góticos entrelazados.
La inscripción dice: "Jan van Eyck estuvo aquí". Es una extraña
declaración, que se explica si pensamos que Van Eyck era amigo de los Arnolfini
y que probablemente actuara de padrino o testigo de la boda. A esta solución
apunta también el espejo del muro, que refleja a dos asistentes al enlace, uno
de los cuales, vestido de azul, parece un pintor. La minuciosidad de Van Eyck
permite identificar no sólo las figuras reflejadas, sino también los adornos
del espejo: son diez escenas con la Pasión y muerte de Jesucristo.
Otros elementos
simbólicos que han llenado de conjeturas el cuadro son los objetos dispersos
por la habitación: el perrillo a los pies de los esposos indica fidelidad
conyugal, la lámpara con una sola vela encendida simboliza el matrimonio, como
también la esculturita de Santa Margarita en el pomo de la cama, el manojo
colgado de la misma cama simboliza la fertilidad, y así un largo etcétera. Casi
todos los elementos que aparecen tienen algo que ver simbólicamente con la
escena, pero Van Eyck los pinta como accesorios totalmente casuales esparcidos
por la habitación.
Respecto a la esposa,
señalaremos la curiosa moda femenina que las damas llevaban: se rapaban la
frente y se adornaban con una toca en forma de cuernos. El vestido de moda
provocaba una deformación en la anatomía de la mujer que hizo pensar que la
desposada estaba embarazada. Sólo tenemos que comparar a esta muchacha vestida
con la Eva del Políptico de
Gante para comprobar que se trata de una deformación estética deliberada:
mediante un corpiño muy ajustado se estrechaba el pecho de la mujer, elevándolo
y creando un abombamiento de vientre y caderas. Casi todas las damas retratadas
por Van Eyck visten de esta manera, como sus Vírgenes o su propia esposa.
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