Cuarto Alto de los Reales Alcázares de Sevilla


    Como indica su nombre, el Cuarto Real Alto está en la planta superior de los Reales Alcázares. Su historia arranca con Pedro I, que en el siglo XIII manda construir las dos primeras dependencias, una para uso privado y otra para emplearla como salón de audiencias en invierno. La mayoría de las habitaciones se construirán con los Reyes Católicos, ya en el XV, aunque luego vendrá Isabel II en el XIX para remodelar profundamente el recinto y dejarlo como hoy lo vemos.

    De la época de los Reyes Católicos es precisamente lo más hermoso, el Oratorio de la Reina Isabel, que firmó Niculoso Pisano en 1504, la primera obra por cierto que en Sevilla utilizó la técnica del azulejo plano polícromo que luego tanto se popularizó en la ciudad. Con un altar cuya escena principal muestra la visita de la Virgen a su prima Santa Isabel, era el oratorio privado de la reina y está anexo a unas estancias (entre ellas el austero dormitorio del rey Fernando) que comparten unos bellísimos artesonados mudéjares que fueron trasladados por los Reyes Católicos de la planta baja a la superior cuando empezaron a hacer más habitaciones, así que abajo tenemos estancias del siglo XIV con techos del XVI y arriba dependencias del XVI con artesonados del XIV.


    La escalera fue construida durante el reinado de Felipe II, posee un espléndido artesonado, estando decorada por zócalo de azulejos en los que se repite constantemente la imagen de los escudos de Castilla y León y la leyenda Plus Ultra. Al coronar la escalera, en el lado derecho, llegamos al Vestíbulo o Saleta de la reina Isabel la Católica, con una rica armadura apeinazada (los elementos que la forman van ensamblados, sin usar clavos), con tirantes del siglo XV, decorada con escudos de Castilla y León y la leyenda "Tanto monta, monta tanto"


    El Anteoratorio de Isabel la Católica se encuentra a la derecha del Vestíbulo y tiene la peculiaridad de poseer la única cubierta ochavada del Palacio Alto, en tanto que la de la habitación colindante, el Antecomedor de Gala es de forma cuadrada, con los ángulos reforzados mediante cuadrales. Estas tres habitaciones constituyeron originalmente las habitaciones de la Reina.


    El Comedor de Gala. Construido en 1.594, es muy luminoso gracias a las tres entradas de luz que hay en el techo, tiene las paredes cubiertas con enormes tapices del siglo XVII, que muestran escenas de El Quijote, realizados en Bruselas por los Van der Goten. Iluminan la estancia tres lámparas de cristal de Murano. Se trata de la única sala del Palacio Alto que está cubierta por un techo plano, realizado en 1.876, sin que sepamos cómo era anteriormente. En el comedor se sitúa uno de los cuatro balcones que se abren al Salón de Embajadores de la planta baja del Palacio Mudéjar. Se abren dos puertas en el muro izquierdo, que dan paso a los Salones de Fumar y de Billar, situados a izquierda y derecha respectivamente del mencionado balcón, los cuales, a su vez, disponen de sendos balcones al Salón de Embajadores. En ambas piezas están dos magníficas armaduras cuya construcción se atribuye a Martín de Infante en la última década del siglo XVI, por lo tanto durante el reinado de Felipe II. A este maestro se deben todas las techumbres que se encuentran en la zona de poniente del palacio

    El techo de la Sala de Fumar tiene forma curvada, con casetones octogonales que al unirse forman rombos y pequeños cuadrados y que se decoran mediante motivos florales. Todo el conjunto descansa sobre un ancho friso, también de madera y con el mismo tipo de decoración.

    La Sala de Billar queda cubierta por otro alfarje de artesones dispuestos en retícula, que alternan casetones cuadrados con decoración geométrica y otros de menor tamaño en los que se incluyen temas florales. También aquí todo el conjunto descansa sobre un friso de profusa decoración. El artesonado ha sido restaurado muy recientemente por Inmaculada Rodríguez López, consiguiendo un magnífico resultado. Durante los trabajos se encontraron en el camaranchón de la sala primitivas pinturas ornamentales de la época de Pedro I. En ellas podemos apreciar los colores almagras, sienas y negros propios de la época, que representan leones rampantes, escudos de la banda, castillos y banda epigráfica, de una calidad digna del espacio que cubrían. 

    A la derecha, y en paralelo al Antecomedor y el Comedor de Gala se sitúa el Corredor del Príncipe, una galería cubierta, con vistas a los Jardines del Príncipe, que se terminó en 1.592 con el fin de unir los aposentos del rey y la reina, situados en extremos opuestos del edificio. Se trata de un artesonado en el que los casetones se distribuyen mediante retícula cuadrada y que poseen una sencilla decoración geométrica.

    Tanto este corredor como el Comedor de Gala desembocan en una habitación cuadrada, situada en la esquina del Jardín de la Galera, que se conoce con el nombre de Retrete del Rey. También posee un artesonado notable. Posteriormente, a finales del XVIII se destinó a ser usado como habitaciones para la servidumbre.

    La sala contigua es el actual Antecomedor de familia, antiguo Cuarto del Rey, que junto con el resto de las salas que lo flanquean, y en particular la sala siguiente, llamada Comedor de Familia, constituían el llamado Cuarto Nuevo, reformado en el siglo XVI con el fin de hacer más confortables los inviernos sevillanos.

    Llegamos así al Mirador de los Reyes Católicos, situado a una cota superior a la del resto de estancias, ya que carece de espacio practicable (camaranchón) entre la cubierta final del edificio y la armadura que lo cubre. Con visible influencia granadina, y realizado en los años posteriores a 1.492, ofrece una de las mejores vistas de todo el Alcázar; domina el Patio de las Doncellas por un lado y los jardines del recinto por otro. En época de Carlos I sufrió una importante renovación, en la que se tapiaron los vanos que constituían los miradores y se instalaba un techo de madera más bajo. Finalmente, se recuperó el aspecto original en la intervención dirigida por Rafael Manzano en 1.977.

    Por último, en el ángulo suroeste del palacio se encuentra una de las dos estancias más antiguas de la planta alta del palacio, construidas junto con el resto por orden de Pedro I en el siglo XIV llamada Dormitorio del Rey Don Pedro, antiguo Cuarto de los Lagartos y que en origen tenía dos alcobas, una de ellas eliminada para construir el anterior Mirador. El motivo de su edificación fue que la planta baja era demasiado fría y húmeda, por lo que don Pedro, al casarse con doña María de Padilla, quiso tener unas habitaciones en planta alta, más abrigadas del frío invernal. Sus paredes lucen yeserías de estuco policromado, con zócalos de azulejos entrelazados en la parte baja. Una de las inscripciones dice: "Alá guarde a Pedro sultán de Castilla, Alá le conceda la victoria". Todas estas salas que forman parte del ala sur del palacio que da a los jardines están cubiertas por armaduras apeinazadas con una rica decoración de lazo que han sufrido importantes cambios a lo largo del tiempo.

    La Cámara de Audiencias es la sala más atrayente y suntuosa del Cuarto Alto; junto con el Dormitorio del Rey Don Pedro, es el único resto que queda del Palacio Mudéjar original. Las columnas son de mármol rosa, blanco, negro, todas rematadas con capiteles califales. Los adornos están realizados en yeso y los zócalos están alicatados y el techo formando un lazo. 


    A la derecha de la Cámara de Audiencias se encuentra la Alcoba de Isabel II, se trata de una sala cuadrada, con un artesonado en su techo del siglo XV y todos sus muros tapizados. Llaman la atención las dos esculturas talladas en madera del Niño Jesús.

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