Castillo de Caravaca de la Cruz


Lo que vemos hoy al visitarlo es un Santuario construido sobre un castillo. El castillo situado en un alto cerro, debió ser ocupado en época prerromana y romana, pero quienes le dan la categoría de castillo fueron los musulmanes, formando parte del reino taifa de Murcia. Caravaca de la Cruz tras la invasión musulmana, formó parte de la Cora de Tudmir, manteniéndose como una isla cristiana en medio del territorio ocupado por los árabes, independencia que concluyó con Abderramán III. Los orígenes del castillo son islámicos, entre los siglos X y XI sufriendo desde entonces numerosas modificaciones en función de las necesidades del momento. Sus murallas son del siglo XIII, aunque actualmente se hallan completamente reconstruidas. 

El castillo es conquistado en 1243 por Alfonso X el Sabio, pasando mediante el Tratado de Alcaraz a la Corona de Castilla. Alfonso se lo entregó a Berenguer de Entenza para su defensa, pasando en 1266 a la Orden del Temple, hasta la fecha de su disolución, en que pasa a depender de la Orden de Santiago, momento en que Alfonso XI se lo entrega al maestre de la misma, Fadrique; permaneciendo a cargo de esta Orden hasta la desaparición de las ordenes en el siglo XIX.

En 1488 a punto de concluir la Reconquista, visitó la villa, para adorar la reliquia de la Santísima Cruz, el rey Fernando el Católico, quien regaló a su Real Capilla una lámpara de plata que, transformada en el siglo XVIII, aun cuelga en el presbiterio del santuario de la patrona. 

En 1617 se inician los trabajos de construcción del Santuario en el interior del Castillo, finalizando estos en el 1703. En este momento es derribada la antigua fortaleza musulmana. El castillo ya transformado en Santuario fue utilizado durante la Guerra de Sucesión y durante la Guerra de la Independencia

Es un castillo de planta poligonal, que se adapta a la morfología del terreno donde está ubicado y que a su vez le sirve de defensa.


Entre los restos que quedan del castillo, encontramos el aljibe musulmán, los cimientos que se encuentran bajo el santuario y una mazmorra de la época. Los muros están levantados en piedra. El sistema constructivo utilizado es la mampostería, donde la piedra apenas se trabaja. Para las ventanas, puertas, torres y esquinas se utiliza la piedra sillar, que dota al edificio de un aspecto más compacto.

Sus murallas disponen de catorce torreones de distintas formas y tamaño, el más elevado de ellos, como suele ser habitual,  es la Torre del Homenaje, llamada la Torre Chacona, llamada así por haber sido reconstruida en el siglo XV por don Juan Chacón;  incrustada en el interior del Santuario, y que prácticamente pasa desapercibida como tal. Es en la parte norte de las murallas donde podemos apreciar con más exactitud su estructura de origen árabe. 

La entrada al recinto se realiza por una sola puerta con arco de medio punto rebajado, protegida por dos torreones cuadrados, donde se pueden ver los escudos del comendador templario Suárez de Figueroa. Se encuentra situada al poniente. En una de las torres que protegen la puerta encontramos una de las escasas ventanas existentes. 

La iglesia de planta de cruz latina tiene tres naves longitudinales y con tribuna corrida sobre las naves laterales y cúpula en el crucero. Estas naves abocan al centro con arcos abocinados, sobre el que se apoya el coro. La Capilla Mayor tiene dos cuerpos: el presbiterio propiamente dicho y la Capilla de la Aparición, donde se encuentra la ventana por la que, según la tradición, los ángeles entraron la Santísima Cruz. En los brazos del crucero hay dos retablos barrocos, uno de la Virgen de la Encarnación y otro de San Lázaro. A ambos lados del presbiterio se disponen dos salas, la del lado de la Epístola, la sacristía vieja, en la actualidad Capilla de la Vera Cruz, y en el lado del Evangelio, la actual sacristía.


Debemos destacar la magnificada fachada del Santuario, realizada en estilo barroco en el año 1722, con mármoles rojos de la zona, y construida con posterioridad a la iglesia. Consta de dos cuerpos, separados los dos primeros por un entablamento cuya cornisa queda quebrada para albergar un escudo real. Es una portada con elementos de imaginación desbordante, una exhalación de la Santa Cruz. Realza en la fachada la policromía conseguida por el material empleado, mezclando jaspes de tonos rojos y grises.
Adosado a la parte norte del Santuario, se halla un claustro de dos plantas, que forma parte de la denominada Casa del Capellán recientemente rehabilitada y que hoy día alberga el Museo de Arte Sacro. Este claustro está construido sobre el mismo lugar donde se encontraba el patio de armas del castillo. En el interior de la iglesia, de el estilo herreriano, se hallan un órgano y los retablos antes citados, todos de estilo barroco. Entre las personas que intervinieron en la construcción del santuario destacan Miguel de Madariaga, José Bastida, Melchor Luzón, Alonso Ortiz y Antonio del Campo entre otros. En el santuario destacaremos la Capilla de la Cruz, la Capilla de la Aparición, la Capilla de los Conjuros, el Mirador de la Reina, La Torre Chacona o del homenaje y el aljibe musulmán. 

En el Museo de la Vera Cruz, ubicado en el recinto del alcázar-santuario, encontramos colecciones de ornamentos relacionados con la cruz. Dentro de la pinacoteca destacan: "La curación de Tobías", óleo sobre lienzo del pintor caravaqueño Rafael Tegeo, uno de los mejores retratistas del siglo XIX español, de estilo neoclásico; "San Francisco en la zarza", óleo sobre lienzo del siglo XVII de la escuela de Ribera. Además destacan seis óleos sobre tabla del siglo XVI, originales de Hernando de Llanos, pintor que fuera discípulo de Leonardo da Vinci, en los que narra el milagro de la aparición. En ornamentos destaca la casulla de Chirinos (un tiraz musulmán adaptado a la forma de ornamento litúrgico que se cree portaba el sacerdote Chirinos en el momento de la milagrosa aparición de la Cruz. En orfebrería encontramos la Custodia-Ostensorio de la Cruz (de principios del siglo XVI), regalo del primer marqués de los Vélez, Pedro Fajardo. Otra pieza importante es el Portacruz de los Baños, regalo de Luis Fajardo, segundo marqués de los Vélez. En la capilla de la Cruz, se encuentra la caja-estuche de plata sobredorada donada hacia 1390-1395 por el maestre de la Orden de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa. 

También se ha hecho visitable parte del antiguo trazado del castillo, recientemente excavado en donde se puede ver una antigua mazmorra de la época, uno de los aljibes y el arranque de algunos torreones. 



Historia de la Vera Cruz de Caravaca: Es una cruz de origen oriental y aspecto patriarcal, es decir con doble travesaño o cuatro brazos. Se cree que perteneció al patriarca Roberto de Jerusalén, quien fue el primer obispo de dicha ciudad una vez conquistada a los musulmanes en la primera cruzada, el año 1099. En Caravaca de la Cruz se venera desde el siglo XIII, concretamente en torno al año 1232 en que, según la tradición, se fecha el milagro de su aparición. Tiene unas medidas de 7 y 10 cm en sus brazos respectivamente y 17 cm. de alto. En 1229 en la sexta cruzada, durante la estancia en Jerusalén del emperador Federico II, un obispo sucesor de Roberto en el patriarcado está en posesión de la reliquia. Dos años después la cruz se encuentra ya en Caravaca.

La cruz de Caravaca es un "Lignum Crucis", es decir, un trozo de madera perteneciente al leño donde fue crucificado Cristo, conservado en un relicario en forma de cruz de doble travesaño. Esta cruz, desde antaño, ha sido reconocida por la iglesia católica como "Vera Cruz", otorgándosele bulas e indulgencias a los peregrinos que iban a adorarla. Asimismo la iglesia le concedió en 1794 el culto de Latria (equivalente al que recibe el Santísimo Sacramento). 

La tradición nos habla de que la reliquia se apareció un 3 de mayo del año 1232, y dice así: "Las tierras caravaqueñas habían sido conquistadas por el sayid almohade de Valencia Abu-Zeit que en el año que acontece la historia, estaba instalado aquí. Se cuenta que entre los prisioneros cristianos habia un sacerdote conquense llamado Ginés Pérez Chirinos. El sayid interrogó al prisionero sobre cuál era su ocupación, a lo que este respondió que decir misa. La respuesta del sacerdote suscitó la curiosidad del sayid, el cual mandó traer todo lo necesario para que Chirinos pudiera realizar una demostración de dicho acto litúrgico en salón principal del alcázar. Al poco de comenzada la celebración, Chirinos detúvose y expresó la imposibilidad de continuar la ceremonia por faltar en el altar un crucifijo. Y fue precisamente en tal momento cuando, por la ventana del salón, aparecierónse dos ángeles que portaban una cruz que depositaron en el altar a fin de que el sacerdote pudiera continuar la misa. Ante aquella milagrosa aparición, cuenta la tradición, el sayid y los suyos se convirtieron al cristianismo". Hay un hecho histórico cierto, y es que el rey moro Abu-Zeit se convirtió al cristianismo. Este hecho no es tan extraño si tenemos en cuenta, que en aquellos momentos la victoria de las tropas cristianas estaba cerca y las conversiones eran relativamente frecuentes entre la población musulmana. Según dice la tradición el rey adoptó el nombre de Vicente y su esposa el de Elena. 

En el periodo previo a la guerra civil española, concretamente en la noche del 12 al 13 de febrero de 1934, la Vera Cruz fue robada dejando los ladrones el estuche del siglo XIV donde se encontraba la reliquia vacío. La Vera Cruz nunca ha aparecido. La actual Vera Cruz está formada por dos astillas de la Cruz de Cristo que fueron donadas por el Papa Pio XII en 1945 de entre las que se encontraban en El Vaticano y que fueron traídas por la madre del emperador Constantino a Occidente. Se desconoce las motivaciones que pudieran tener los ladrones para el robo de la reliquia, si fue para protegerla de una posible destrucción o por intereses económicos o políticos de la época, lo bien cierto es que la reliquia original desapareció. 

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