Real Iglesia de los Santos Juanes en Valencia


    Corre el año 1240, cuando Ferrer de Pallarés, a la sazón obispo de Valencia hace donación de una antigua mezquita situada en el arrabal conocido como "la Boatella", fuera de las murallas musulmanas de la ciudad, para que en ella se construya una iglesia que habría de dedicarse a San Juan Bautista, que recibirá los nombres de "Sant Joan del Mercat" o "Sant Joan de la Boatella". Se sabe que en 1245 ya estaba construida, pues figura Petrus Ferran como rector de ella en documentos de la época. Posteriormente pasaría, el templo, a tener otro titulas en San Juan Evangelista. De ahí "los Santos Juanes".

    En 1311 sufre un pavoroso incendio que obliga a reedificarla de nuevo, ya en estilo gótico. Pero de nuevo en 1362 sufre otro incendio, este afecta principalmente al Altar Mayor, que es reedificado manteniendo el estilo gótico anterior.

    El templo es de una sola nave, con capillas laterales entre los contrafuertes, cabecera recta y cubierta con bóvedas de crucería, tanto en la nave como en las capillas laterales. De esta estructura se conserva todo, así como el gran óculo cegado (la O de Sant Joan), concebido como un gran rosetón, pero que nunca se llegó a abrir. La iluminación se realizaba mediante óculos situados en las portadas, hoy cegados, y ventanas de arcos apuntados que aún se mantienen a pesar de las reformas.


    Una vez más un incendio acaecido el 10 de noviembre de 1592, obligo a una intensa reconstrucción que se extendería a lo largo del siglo XVII, impulsada por el patriarca San Juan de Ribera y bajo los conceptos del Concilio de Trento.

    En la primera fase de 1603 a 1608, se modifica el ábside plano adoptando forma poligonal, se construyen las sacristías en la cabecera, se alarga el templo y se construye el arco triunfal y un muro exterior para ocultar los contrafuertes, abriéndose una galería de vanos adintelados que recorre el exterior del templo por la fachada de la calle Vieja de la Paja y la Plaza del Mercado. El retablo del Altar Mayor será obra de Juan Miguel de Orliens, era de estilo manierista-barroco con tres cuerpos horizontales y tres calles verticales rematados en un ático. En el centro dos esculturas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Este retablo se perdió pues fue quemado en 1936.


    En una segunda fase que se alarga durante el resto del siglo XVII, se construye la Capilla de la Comunión, la torre campanario y las dos capillas exteriores de arcos apuntados que se abren en la Plaza de la Comunión de San Juan.

    Sin embargo la gran reforma data del periodo comprendido entre 1693 y 1710, es la reforma barroca, que consiste básicamente en adaptar el interior a los gustos barrocos de la época, se cubren las antiguas bóvedas de crucería por una bóveda de cañón con lunetos, se construye la fachada exterior recayente a la Plaza del Mercado y las portadas a los pies del templo y la lateral en la calle Vieja de la Paja.

    La decoración interior adopta la tendencia italiana y centroeuropea, con artistas como el italiano Giovanni Giacomo Bertessi y el alemán Antonio Aliprandi. Esta es la configuración que podemos observar hoy en día.


    Durante la Guerra Civil de 1936, el templo es incendiado, ardiendo durante tres días y tres noches, perdiéndose retablos, pinturas y archivos definitivamente. Aún hoy, 9 de octubre de 2016, las pinturas de la bóveda permanecen ennegrecidas, aunque hoy he podido comprobar que están en periodo de restauración.

    La iglesia tiene cuatro fachadas: la principal situada a los pies, recae a la plaza de Brujas, la trasera a la plaza del Mercado haciendo guiños a La Lonja de Mercaderes, de la que ya hablamos en anterior ocasión, la situada al sur a la calle Vieja de la Paja y la norte a la plaza de la Comunión de San Juan.


    En 1947 es declarada Monumento Histórico Artístico Nacional, ostentando desde 1858 por decreto de la reina Isabel II, el titulo de Real Iglesia de los Santos Juanes.

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