Palacio del Temple o Convento de la Orden de Montesa en Valencia


El conjunto formado por el Convento y la Iglesia de la Sagrada Orden y Milicia de Nuestra Señora de Montesa (Real Casa de Nuestra Señora de Montesa), es conocido popularmente por la Iglesia y Palacio del Temple, puesto que pertenecieron a esta Orden hasta su disolución en 1312, año en que por mandato del rey Jaime II pasaron a ser propiedad de la Orden Militar de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama, conocida como Orden de Montesa. En la actualidad es la Delegación del Gobierno en la Comunidad, mientras que la Iglesia sigue siendo la Iglesia de Santa María del Temple.
Al parecer en este mismo solar existió un castro romano encargado de la protección de la ciudad de los invasores que llegaran por el mar, ya que el rio Turia era navegable hasta aquí.
En el siglo XI, los musulmanes ampliaron las murallas y construyeron en este lugar una puerta conocida como de "Bab ibn Sajar" y una torre conocida como de "Ali Bufat". Dicen algunas crónicas que a la puerta se la conoció como "Puerta del Cid" puesto que, al parecer, fue por esta por donde penetró Rodrigo Díaz de Vivar cuando la conquistó.
Una vez tomada Valencia, el rey Jaime I el Conquistador por Real Privilegio de 19 de noviembre de 1238, otorgó a la Orden del Temple, la fortaleza, torre y casas contiguas al lugar donde se izó el pendón real tras la conquista de la ciudad, que no fue otra que la torre de "Ali Bufat". En recuerdo de estos hechos hay una lápida conmemorativa en una de las fachadas laterales de la iglesia, con un texto que dice: "Sitio de la torre y puerta de Bab-el-Shadchar, llamada después del Temple, donde tremoló el pendón real de la conquista en 9 de octubre de 1238. Concedida por el invicto rey don Jaime a los Templarios, conservada por la Orden Militar de Montesa y demolida para el ensanche de la ciudad en 1865. Los caballeros de Montesa para memoria". Por encima de la lápida, la Cruz de la Orden de Montesa.
El conjunto fue construido, a petición de los monjes, entre 1761 y 1770 por orden del rey Carlos III, que en esas fechas era el Gran Maestre de la Orden de Montesa, tras haber sido destruido el anterior monasterio que estaba en el Castillo de Montesa, por un terremoto.
Aunque el 16 de mayo de 1748 el rey Fernando VI había autorizado el traslado de la Orden a este nuevo emplazamiento, no sería hasta el 6 de junio de 1761, cuando a las ordenes de los maestros de obras Vicente Gascó Masot, Antonio García y Diego Cubillas, que siguieron los planos del arquitecto Miguel Fernández (discípulo de Francisco Sabatini), comenzaron las obras, dándose por finalizadas en 1767. Tres años más se demoró la iglesia, que el 4 de noviembre de 1770 fue bendecida por el obispo auxiliar Rafael Lasala. La fachada del convento tiene 45 metros y la iglesia otros 25 metros.
El convento es de estilo neoclásico italianizante. La fachada consta de entresuelo y dos pisos, el entresuelo con diez ventanas adinteladas con rejas de hierro y en su centro la portada en cuyo dintel se encuentra el escudo del Convento de la Orden de Montesa; el primer piso consta de once balcones herrados rematados con frontones triangulares, mientras que en el segundo piso son balcones sencillos adintelados.
Durante la Guerra de la Independencia, los franceses saquearon el convento
matando a algunos monjes, siendo el resto llevados a pie a Francia, donde llegaron muy pocos, ya que la mayoría murieron por el camino. Finalizada la Guerra se intento recobrar la vida monacal, siendo abandonado el edificio en 1835 tras la Desamortización de Mendizábal, pasando el edificio a propiedad estatal.
El 13 de febrero de 1839 se autorizó su uso como local de reunión de "El Liceo de Valencia", sociedad cultural dedicada al fomento de las Artes, Literatura y Ciencias, grupo al que pertenecían, entre otros, Teodoro Llorente Olivares, Vicente Wenceslao Querol y Salvador Giner y Vidal. Extinguida la sociedad cultural en 1863, el edificio lo ocupó la Diputación Provincial, en 1864 se incorpora el Gobierno Civil, en 1865 la Delegación de Hacienda, quedando como único inquilino a partir de 1952 el Gobierno Civil.
Traspasamos la puerta de entrada al Palacio-Convento, en el dintel de la puerta encontramos el escudo del Sacro Convento de Montesa, entrando en un zaguán con techo plano y planta rectangular, que da acceso al claustro a través de tres arcos de medio punto. A mano izquierda la portería y a la derecha una gran escalera neogótica de los años 60 y 70 del pasado siglo XX, que sube al primer piso del claustro. Este claustro consta de dos alturas con siete arcos de medio punto entre pilastras toscanas; los techos cubiertos con bóvedas de aristas rebajadas sustentadas por arcos fajones.
El claustro sigue la línea de la fachada, con arcadas de cantería en la parte inferior y balcones y ventanas en los dos pisos superiores, ambos de ladrillo, excepto en el segundo piso que limita con el templo cuya obra es de canteria, con arcos carpaneles. El claustro se desarrolla con pilastras toscanas, con nula decoración excepto en los frontones triangulares de los balcones del primer piso.
Una fuente procedente del Castillo de Montesa, del siglo XII, siendo Maestre de la Orden, fray Bernardo Despuig, ocupa el centro del claustro.

El exterior del edificio permanece tal y como fue construido, mientras que el interior ha sufrido diversas transformaciones y reformas. Destaca el Salón de Plenos de la Diputación Provincial, lujar donde se reunía esa institución durante el tiempo en que permaneció en el edificio. Decorado a la moda del siglo XIX, permanece así en la actualidad. Y no podemos dejar de admirar la puerta situada en el piso alto del claustro, que se encontraba en el Castillo de Montesa, que fue traída piedra a piedra tras salvarse de su destrucción por el terremoto que acabó con el Castillo. Sobre el dintel de esta puerta podemos admirar el escudo antiguo con la cruz de la Orden de Montesa y San Jorge de Alfama.

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