La Albufera de Valencia


Albufera, en árabe al-buhayra, el marecito o el pequeño mar. En los poemas árabes se le denomina Espejo del Sol, con lo cual ya nos podemos hacer una idea de la belleza y el romanticismo que caracteriza a este paraje sin igual. El 23 de julio de 1986 fue declarada Parque Natural, constituyendo el humedal más representativo de la Comunidad Valenciana.

La Albufera, situada a unos 10 kilómetros al sur de la ciudad de Valencia, y con una profundidad media de un metro, está compuesta por seis islotes (matas): Mata del Fang, Mateta de Baix, Mata de la Barra, Mata de l'Antina, Mata de San Roc y Mata del Rey. Tiene una extensión de 23,94 kilómetros cuadrados y está rodeada de 223 kilómetros cuadrados de arrozales; separada del mar por una barra litoral (restinga) arenosa con dunas que son estabilizadas por un bosque de pinos (Dehesa del Saler). Comprende municipios de las comarcas de L'Horta Sur, de la Ribera Alta, de la Ribera Baja y de la ciudad de Valencia, destacan entre ellos: Albal, Albalat de la Ribera, Alfafar, El Tremolar, Algemesi, Beniparrell, Catarroja, Cullera, Massanassa, Sedaví. Silla, Sollana, El Romani, Sueca, Mareny Blau, Mareny de Barraquetes, Mareny de Vilches, Les Palmeres, El Perelló, El Pouet, Vega de Mar, Valencia, Castellar-Oliveral, El Palmar, El Perellonet, Pinedo y El Saler.

La formación de la Albufera data del Pleistoceno, al cerrarse el golfo o bahía de Valencia por un cordón litoral. La separación definitiva se produjo en época romana, época en que esta zona era conocida como Nacarum Stagnum. El Cid, tras la toma de Valencia donó la Albufera al emir de Zaragoza Mostahim en agradecimiento por su alianza. El 21 de enero de 1250, en Morella, se dictó un privilegio por el cual cualquiera podía pescar en la Albufera, con la condición de abonar una quinta parte. En estas mismas fechas unos habitantes del poblado de Ruzafa, se trasladaron a la isla de El Palmar para poder pescar más cómodamente.

En 1671 se prohibió la entrada en la Albufera y en la Dehesa del Saler, pero Carlos III dió permiso para poder arrendar los puestos de caza, cediendo dos días al año para poder cazar libremente. A partir de mitad del siglo XIX, debido a la práctica de "enterrar el lago" para cultivar arroz, el lago fue estrechándose. El 12 de mayo de 1865 pasaron a ser propiedad del Estado, terminándose así seis siglos de propiedad real. En 1927 la propiedad pasa definitivamente a la ciudad de Valencia.

El clima de la Albufera es mediterráneo, suave y húmedo, con una temperatura media de 18º y unas precipitaciones de 454 mm al año, concentradas principalmente en otoño. 

El agua llega a la Albufera por diversos barrancos: La Rambla del Poyo (barranco de Torrent, barranco de Massanassa o barranco de Chiva), el Barranco de Picasent (barranco de Beniparrell), Barranco dels Algadins. Pero la gran mayoría de las aguas le llegan desde el Júcar y el Turia, este en menos medida, recibe además el agua sobrante del riego por una red de sesenta y tres acequias. Recibe también parte de su caudal de manantiales que surgen del fondo y de los alrededores, así como las aguas de las depuradoras de Pinedo, Quart-Benager y Albufera Sur.

De la fauna de la Albufera destacan especies de peces como el fartet, el samaruc, la anguila, el mújol y la lubina. Sin embargo el Parque es conocido por su riqueza en aves, entre las que destacan, el pato colorado, la cuchara común, la garza, el charrán común, el charrán patinegro, la cigüeña común y la gaviota. De la flora destacaremos en las dunas, la campanilla de mar, la grama de duna, el aladierno y el lentisco; en el bosque, el pino carrasco, el enebro, la coscoja, el mirto, el tomillo, la aliaga, el romero y el palmito; y como no mencionaremos las zonas de cañas.

El célebre escritor valenciano, Vicente Blasco Ibáñez, se inspiró en la Albufera de principios del siglo XX para escribir Cañas y Barro, relatando en ella la realidad social de la época. 

Como todos los humedales, la Albufera es muy sensible a problemas como la contaminación de las aguas y todo el progreso en general, que cada día vierte residuos en sus aguas, que afectan a su flora y a su fauna, además de los impactos negativos de las distintas infraestructuras que la rodean. Todos debiéramos cuidar y disfrutar de este paraje sin igual.











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