Cartuja de Porta Coeli en Valencia


El último reducto de los monjes cartujos en “Porta Coeli”

En la Sierra Calderona, allí donde acaba el camino se encuentra la cartuja de Porta Coeli (del latín Puerta del Cielo), cerca del pueblo de Serra (Valencia) el monasterio se mantiene alejado del mundanal ruido tras ocho siglos de silencio. Es el único reducto de monjes cartujos que queda en el levante peninsular y uno de los tres monasterios españoles que perviven con estos monjes silenciosos. La Orden fue fundada en el año 1084 por San Bruno, es una orden católica y puramente contemplativa. Su lema: "La Cruz estable mientras el mundo gira". Entrar en esta Cartuja es retroceder setecientos cincuenta años. Pero su acceso es difícil, se necesita un permiso especial y solo a los hombres les está permitido su acceso. Solo el prior puede obtener información del exterior, y bajo su criterio puede comunicar al resto de los monjes.

El silencio se considera fundamental para llegar a la contemplación. La palabra se utiliza solamente en caso necesario para las tareas cotidianas aunque durante la semana hay un día, los domingos, un recreo que dura de una hora a hora y media, y los lunes, un paseo de 3 horas fuera del monasterio, en que se puede hablar libremente. Extraordinariamente, una vez al año, toda la comunidad disfruta del llamado gran paseo, durante todo un día. Los monjes cartujos guardan los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, pero además guardan dos votos extras, que son el de estabilidad en el monasterio y el voto de conversión de costumbres, en el cual se busca un crecimiento de entrega hacia el Señor. Hay dos clases de monjes: los padres cartujos, que reciben la ordenación sacerdotal, y los hermanos cartujos, que no la reciben. Dentro de los hermanos, pueden ser hermanos conversos, que hacen la profesión de votos, igual que los padres, y los hermanos donados, que no hacen votos solemnes de por vida.



La Historia de la Cartuja de Porta Coeli

La Cartuja fue fundada el 5 de septiembre de 1272, siendo colocada la primera piedra en 1274, es la primera construida en el Reino de Valencia por fray Andrés Albalat, confesor de Jaime I de Aragón y obispo de Valencia. Los principios del monasterio fueron muy modestos, apenas una ermita y un patio cerrado con celdas para alojar a los primeros religiosos provenientes de la Cartuja de Escala Dei en Tarragona. Con el tiempo una de las más importantes, pues por ella pasaron reyes, papas, cardenales, militares. Cerca de la cartuja, en una cavidad en el monte de la Cantera o Rodeno de Santa Agnes, estuvo viviendo Inés Pedrós Alpicat "Inés de Moncada" que fue expulsada tras descubrir su condición de mujer. De entre sus muros salieron dos eminentes padres de la orden: el padre Bonifacio Ferrer, que fue prior de la cartuja llegando a ser superior de la Orden, además de hermano de San Vicente Ferrer, y el padre Francisco Maresme. 

En 1385 se inició la construcción de la iglesia mayor y el resto de dependencias en estilo gótico valenciano, con la ayuda económica de Margarita de Lauria. La iglesia se consagró en 1400 bajo la protección de Martin I de Aragón, posteriormente se añadieron dos claustros renacentistas. Fue un monasterio próspero que llevó una vida apacible durante siglos, hasta la desamortización de Mendizábal en 1835. Los monjes fueron exclaustrados y la cartuja se subastó con todos sus dominios.

En 1867, fracasado un intento de recuperación del monasterio por parte de la Orden, Vicente Bertrán de Lis, comerciante, político liberal y banquero de la Casa Real se convirtió en el nuevo propietario. En 1872 el Estado embargo el monasterio a un descendiente de Bertrán de Lis, pasando la propiedad a Lino Alberto Reig. Treinta años después se convertiría en Hospital para enfermos de tuberculosis. En 1939, después de la Guerra Civil Española, los terrenos de la cartuja albergaron un campo de concentración con hasta 4.400 presos republicanos. El recinto del antiguo campo de concentración es hoy ocupado por el Hospital Doctor Moliner. Se calcula que 2.238 personas fueron fusiladas allí en 1939. En realidad muchos de los fallecidos en el campo de Portaceli por tuberculosis fueron fusilados, según consta en el registro civil de Serra. Según los testimonios orales recogidos por la profesora Ballester Artigues entre antiguos

detenidos en el campo de concentración provenientes de la comarca de la Marina Alta (Alicante), el trato recibido allí por los "prisioneros de guerra" era inhumano. Un ejemplo de ello es que la comida que los familiares con mucho esfuerzo les enviaban la mayor parte de las veces era quemada. El proceso se llevaba a cabo a través de una ceremonia o ritual cruel que consistía en sacar a los prisioneros al patio, hacerlos cantar el Cara al Sol con el brazo en alto mientras presenciaban como todo lo que habían recibido de sus familias era rociado con gasolina y se le prendía fuego entre las burlas de los militares carceleros. En 1943 se hace cargo la Diputación Provincial, que dona el monasterio a los monjes cartujos que venían de la Cartuja de Miraflores.


Una joya arquitectónica

El conjunto arquitectónico contiene cuatro claustros y un curioso acueducto que trae el agua de la Fuente de la Mina o Fuente de la Hoya. Aunque su origen fue gótico, la iglesia actual es neoclásica. Los Trastámara fueron los grandes protectores de los cartujos y sobre todo los Reyes Católicos.

La cartuja de Porta Coeli, pasa por ser el lugar de origen de una de las obras más importantes de la literatura valenciana, la Biblia Valenciana que fue traducida por Bonifacio Ferrer entre 1477 y 1478, es por tanto la primera biblia traducida del latín a la lengua valenciana. En 1498 la Inquisición, que sólo reconocía la autoridad de la Vulgata, declaró esta obra como peligrosa para la fe, y ordenó entregar y quemar todos los ejemplares. Un incendio en Estocolmo en 1697 destruyó la única copia conocida de esta obra. El incunable fue totalmente destruido, salvándose solamente una hoja del mismo, la cual se conserva en Hispanic Society de Nueva York.

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